Me resulta imposible no compararla con “Hostel”: ambas tienen una primera mitad lamentable donde la historia se limita a mostrar tetas, fiestas, drogas, sexo y más tetas; y un desenlace decepcionante para los que esperaban terror, gore o al menos entretenimiento. El director John Stockwell muestra una vez más su incompetencia a la hora de transmitir tensión y terror a la audiencia (aunque parece un profesional mostrando zorrillas en bikini) y no le ayudan en nada los pésimos actores que una vez más hacen de estereotipos norteamericanos.


Mezclar un guión de pena, una dirección horrorosa y unos actores que simplemente deberían modelar o dedicarse al porno, solo puede dar como resultado un absoluto bodrio de película.