Esta película parece una secuela de "Un crimen perfecto". Sin duda lo mejor de esta película es Bill Pullman, con un personaje de lo más atractivo (atractivo en el sentido de que resulta descojonante e interesante para el espectador). Pullman, a pesar de ser un actor soso, inexpresivo y con limitadas dotes interpretativas, es el que mejor actúa de todos en esta peli. También merece mención especial Jaimz Woolvett (Sin perdón) en su encarnación de Leo, motero gritón que está como un regimiento de cabras y amigo del hijo de Pullman, y que debe dinero a un traficante de drogas ciego.

La verdad es que Michael Douglas también habría quedado bastante bien en el personaje del abogado sinvergüenza y fanfarrón que interpreta Pullman, ya que el personaje de este recuerda bastante a Michael Douglas en "Un crimen perfecto" (no es casualidad que Salvador Vidal -la voz habitual de Michael Douglas- doblara a Pullman en esta peli).

Quizás contrataron a Pullman para que ciertos espectadores no pensaran que la película era un plagio de "Un crimen perfecto".

También hay que decir que se exceden con Gabrielle Anwar, ya que la ponen como una sex symbol, y la chavala tampoco está para tirar cohetes (es ligeramente feilla).