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Voto de Sal Paradise:
7
Drama Madrid, Domingo de Ramos de 1766. Cuando el Marqués de Esquilache (Fernán-Gómez) llega a su residencia, la Casa de las Siete Chimeneas, todavía se oyen por las calles los gritos de ¡Muera Esquilache!. Tras comprobar horrorizado los efectos del saqueo a que ha sido sometida su casa, el ministro italiano de Carlos III (1759-1788), acompañado de Fernanda (Ángela Molina) se dirige al Palacio Real al tiempo que evoca sus entrevistas con el ... [+]
24 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparece en los títulos: La peli se basa en la obra de teatro de Buero Vallejo “Un soñador para un pueblo” título que ya dice mucho de por donde va. Es de notar que en esta pieza teatral descarga mucha responsabilidad al “pueblo” y se la endosa a la nobleza y clero, algo bastante lógico.

Por otro lado, el motín fue una acción más madrileña que española en su conjunto. Luchas por el poder, quejas, conspiraciones… habría por todos los lugares, pero el motín en si mismo, fue un asunto madrileño, con su pueblo pobre pasando muchas dificultades, influido por lo que se decía en los púlpitos de cierta iglesias de la capital, sin olvidar el odio a “la guardia Valona”
A esto se junta mucho descontento por la subida de los precios de los alimentos (en gran parte por malas cosechas), el asunto de las mulas -y muleros- requisadas para el transporte de granos, los celos, envidias o animadversión contra los jesuitas; y finalmente la obligación de cambiar de modo de vestir, evitando las capas, embozos y sombreros que tapaban completamente las caras. Siendo esto último lo que encendió la mecha.

Carlos III, antes de rey de España, fue rey de Napoles y rey de Sicilia. Llegó a Madrid muy bien “entrenado” para las labores de gobierno. Con él se trajo a dos ministros y un arquitecto italianos, personas de espíritu reformador.
El marqués de Esquilace, fue una especie de superministro (incluyendo la Hacienda) que entraba en la categoría de “ilustrado” lo mismo que el propio rey Carlos III, con todo lo que eso significaba en la orientación política.

En el cuadro de Goya, "El motin de Esquilache" la figura principal es el franciscano padre Yecla. Tanto puede estar predicando como incitando.

Los excelentes diálogos y presentación de los personajes se apoyan en la obra de Buero.
La mayoría, sino todos los actores, interpretan muy bien sus papeles, con la suerte de que vocalizan a la perfección.
Hábilmente refleja el tema de la soledad del poder de los gobernantes. La tragedia de no poder confiar en tus colaboradores (estamos hablando de ministros, mayordomos, secretarios... de trato constante y cercano, con los que se convive día a día) sin ser el tema principal, da hábiles puntadas, que hacen ganar a la película en calidad narrativa.

No tergiversa hechos históricos para conseguir emociones o intrigas añadidas, ni tampoco para ahorrarse dificultades al filmar acontecimientos que necesitan decorados, extras, carruajes y caballos, ropas de la época.

Se abusa un poco de la técnica del “Flash Back”
Sal Paradise
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