Peliculón, gracias a saber usar el lenguaje cinematográfico, apoyado en un excelente guión y fotografía, aunque esta palabra se queda corta ya que incluye el encuadre, juegos de iluminación, movimientos suaves o casi imperceptibles de la cámara, composición de los personajes y decorados, etc etc.
Minelli como director, y Surtees como encargado de la fotografía, quien tras un largo periodo de aprendizaje, ya habia comenzado a demostrar su capacidad y buen hacer, llevandose premios o nominaciones para los Oscars (3 de 14 nominaciones) y otros factores como las interpretaciones o el montaje, hacen de esta pelìcula una maravilla.

Recuerda a otra obra maestra, “Ciudadano Kane”, tanto en la manera de presentar la historia, como el uso de la cámara. Sin duda el genio de Welles, fue un pionero y firmó (de firmar) algo así como “esto es lo que puede hacer con una cámara si eres atrevido y sabes lo que quieres”
El dúo formado por el elegante Minelli, y el perfeccionista Surtees, nos da una lección parecida y no peor: “esto es lo que se puede filmar con Efectividad sabiendo utilizar bien la cámara”

Son tres historias en flashback, que si no es una técnica nueva, la aprovechan a la perfección. La tercera historia, la mejor, con un Dick Powell que borda el papel de su personaje, encarnando a un escritor y mas tarde guionista de éxito, evita la sensación de que sea algo repetitivo, ya que conocemos a los personajes; vendría a ser como un tercer capítulo, que encierra las mejores sorpresas.

Posiblemente la mejor de todas las obras de Minelli, y no olvidemos que tiene un ramillete de películas muy interesantes de variados géneros, algunas de ellas referencia en el Séptimo Arte.