Está llena de símbolos y simbología, pero la enorme cantidad de cuidados detalles con los que se ha construido la película, demuestran un trabajo muy bien conseguido para que todo esté en su sitio correcto y tenga un significado exacto: por ejemplo el desmayo mientras canta el lieder de Strauss; esa “sincronicidad” encaja perfectamente.

Las expresiones hieráticas de los actores, que apenas cambian, nos remite a las mascaras del teatro griego de hace 2500 años, que los romanos las llamaron “personae”. En buena parte de la película los personajes no se miran cuando se hablan. Pero no es un fallo o error, es una indicación. Señalando que aunque cercanas físicamente, no comparten ilusiones. Son personajes, son arquetipos. Los interpretes de los arquetipos debe de actuar distinto -una paradója- para reflejar la condición humana. Los tres personajes masculinos, representan tres instituciones sociales; cada uno con su propio lenguaje.

Diálogos profundos, sobre los temas más importantes del ser humano: amor, soledad, éxito, creación artística, satisfacción con el trabajo, aprendizaje por acumulación de experiencias, ….y también sobre el fracaso.

¡Que bien conjuntada está la fotografiá y la música!. Los encuadres, la luz y la iluminación, los espejos, vestuario, movimientos suaves de la cámara, tableaux vivants... Otros comentaristas lo explican mejor que yo.
Esto es el Séptimo Arte, y como las más grandes obras maestras, ajena al tiempo, aunque es evidente su gusto por los logros del expresionismo alemán de la década de los 20.

Gertrud no es una heroína. EXIGE mucho porque ella cree que da mucho. Se ilusiona y siente que en justa correspondencia los demás deben renunciar a todo por ella. Se equivoca.
Pienso que no es un personaje para identificarse. No resulta simpática, a pesar de ser consecuente y valiente.
Busca el AMOR, Pero ¿que es el amor?,(1) ¿ese concepto tiene el mismo significado para todos?. Evidentemente, NO.

Se diría que todas las secuencias, escenas y diálogos son un mensaje en si mismas. No son la preparación para la moralina con la que finalizan algunos cuentos.
No hay que esperar al final, para saber que el alma es un misterio, y tanto soporta como origina muchas ambigüedades.
De hecho el final solo tiene una lectura (o interpretación): todo termina con la muerte (en soledad)

También toca el tema de si somos juguetes del destino. Crudamente hay quien así lo sostiene como cuenta Gertud de las enseñanzas de su padre sobre la predestinación que parece gobernar el mundo: “No escogemos ni nuestros esposos ni nuestros hijos”.
Las enseñanzas y conocimiento de estos pasajes, superan a la mejor conferencia o tratado escrito sobre dichos temas. (Y aquí viene a cuento la razón por la que Umberto Eco escribió “El nombre de la Rosa” porque podía expresar mejor sus ideas en una novela que en un tratado académico) pues en este caso Dreyer se sirve del “teatro filmado donde lo primordial son las palabras o textos recitados”

Así como Stanley K. cuida todos los detalles, hasta la obsesión, la característica de Carl Th. es el rigor, las cosas bien hechas, la reflexión y el rechazo a las chapuzas. Ambos buscaron la perfección.

1) Una definición cínica: El amor son dos egoísmos que se juntan