Ciertamente, después de la magnífica "Aterrados", una de las mejores películas de terror que he visto nunca, no me esperaba algo como esto. Este director tiene muchísimo talento, lo ha demostrado, así que no sé a qué viene esta película y menos aún entiendo el significado de las críticas que la alaban.

Como una mezcla extraña de The Last of Us, REC y Martín Fierro, esta película parece no saber nunca adónde se dirige y lo que es peor, tampoco sabe qué contar. Nunca queda claro lo que está sucediendo en la trama, más allá de que se trata de una "posesión", así en general, en el contexto de una "situación postpandemia" o algo por el estilo. El horror folk ni está ni se le espera, pero eso sí, la fotografía es muy bonita y la ambientación no es lo peor.

Demién Rugna parece haber sufrido un episodio de "Pacoplazismo". Es decir, llevaba tiempo anotando en una libretita escenas impactantes que se le iban ocurriendo, y al final las ha puesto todas sin orden ni concierto, solo hilvanadas por una excusa argumental zafia, inentendible, infantiloide en el mejor de los casos. Los personajes carecen del mayor interés y alguno que otro es mayormente odioso (por Dios, la mujer que vive sola en la casa y que es experta en, bueno, lo que sea, no podría estar peor interpretada). Sus reacciones son exageradas y estúpidas la mayor parte de las veces. No hay ningún tipo de coherencia (a un personaje le dicen: "no corras, no te apures", al minuto clavado la consigna pasa a ser "apúrate, no tenemos tiempo"; solo por poner un ejemplo).

No hay nada que te mantenga en vilo. Se hace larga y aburrida. Se le pierde el respeto una vez transcurrida aproximadamente la primera hora. Un desastre en toda regla.

Mal, muy mal. Le pido al director que recapacite, que ignore los cantos de sirena y que en el futuro, si es posible, me haga sentir de nuevo lo que sentí al ver "Aterrados". Pero esta película no debería ser digna de él.