Recuerdo cuando esta trilogía arribó a las salas... en aquella época la pubertad florecía en mí y me seducía el hecho de verle el lado "superficial" a la apreciación artística.
Observé mi primera película de Star Wars (la amenaza fantasma) y desde un principio quedé maravillado con el universo estético de la saga de George Lucas: la adrenalina corría en mí al observar la lluvia de lasers y explosiones inundando aquél mar de estrellas en las batallas espaciales; me quedaba sin aliento al sumergirme en las atmósferas sorprendentes y surrealistas que ofrecía aquella ciudad bajo el agua; y la dopamina se producía dentro de mi sistema nervioso gracias a aquél épico momento en el que equis caballero Jedi blandía su espada hacia su enemigo, dando inicio a una gloriosa y heroica banda sonora.
Ahora que han transcurrido más de 5 años, por accidente, volví a apreciar la trilogía carente de expectativas, sin embargo a estas últimas las mandé al demonio al digerir con más profundidad el trasfondo del guión y la trama retratados en el film.
A pesar de ser una película de ciencia ficción de una producción aplastante, el argumento pinta un verismo humano impresionante y dentro de su lienzo podemos observar veracidades desde diversas índoles: En lo ético: la crítica de la "ambición" como valor postmoderno, en lo político: la inevitable carga de los complejos surgidos en la vida privada al momento de tomar decisiones que involucren el bien común, en lo moral: la existencia de dos ideales antagónicos que proponen cuestiones sobre el bien y el mal pero que de fondo resultan igual de confusos para el interprete, en lo económico: la economía de guerra y la carrera armamentística como elemento rentable y un largo etcétera. Las actuaciones son buenas, es inevitable como espectador, no sentirse igual de confundido como Anakin.
Un aplauso por la existencia de este tipo de argumentos semánticamente ricos, en un periodo donde las producciones hollywoodenses de ciencia ficción demagogicamente se valen de los efectos especiales para complacer al público... una audiencia que parece haberse quedado en la pubertad al momento de apreciar los elementos retratados en una película.