Esta es la prueba de que no hace falta tragarse un tostón de 3 horas ( de las cuales sólo 1 merece verdaderamente la pena) para ver un gran film. También he de decir que no nos encontramos ni mucho menos ante una película de culto, pero sí ante una película que cualquier persona que tenga al menos 2 dedos de frente puede encontrar realmente interesante.

Desde mi punto de vista el director consigue transmitir la impotencia, el dolor y la claustrofobia desde los cuales el protagonista nos habla durante la trama del film.

Otro punto a favor son los 2 grandes giros (o más bien vuelcos) que da la trama, jugando de este modo dinámicamente con el espectador y manteniéndole atento e interesado. Este film no dura más de 80 minutos pero estos giros y esta tensión hacen que la película se haga realmente corta.

No se puede decir mucho más de este film sin entrar en detalles del argumento ya que trata de un acontecimiento trivial ( aunque quizá no tanto para el protagonista) que se narra casi a tiempo real. Como última cosa, decir que recomiendo ver este film ya que a mi me ha gustado bastante y es preferible a tragarse alguno de los bodrios que últimamente nos ofrecen las carteleras en los cines. Nota 6,7