No puedo asegurar que “The Wicker Man” pretenda ofrecer el mensaje que he captado, porque la visión actual de los hechos puede tergiversar las pretensiones iniciales de Anthony Shaffer (La huella).

Primero, afirmo que las carencias y excentricidades del filme lastran un poco el desarrollo, pero el fondo es tan rico que merece la pena tremendamente su visionado. Aviso que podría ser catalogado de musical, porque no pocas canciones suenan.

Desde una óptica generalista, el filme narra la historia de un policía católico que investiga la desaparición de una chica en un pueblo perdido de una isla inglesa. Las costumbres de la zona, mezclado con una agobiante naturalidad, conseguirán horrorizar al policía, inmiscuyéndose en sus costumbres y creencias en busca de la joven. El sargento es el bueno, los pueblerinos unos bárbaros adoradores del sol.

Desde una óptica atea, menos el suceso final, me pareció más deplorable la actuación del policía que la de los habitantes del pueblo. El policía llega, con sus creencias católicas por delante, metiéndose con la forma de vivir de los pueblerinos, OH, dios mío! Los niños no saben quien es Jesús nuestro señor! madre mía, no hay curas! no se les entierra según las normas!! Paganos!(como si ser pagano fuera peor que ser católico) Como si fingir beber y comer la sangre de alguien, el fustigarse en procesiones de Semana Santa, el reprimirse sexualmente, el no comer tal o pascual dependiendo de la época, el sólo fornicar para procrear, fuera más natural y positivo. Observo la actuación del policía, su total intolerancia por las costumbres del pueblo, y no puedo obviar la naturaleza intransigente de la iglesia católica, llevando la palabra a donde no se venera su ídolo crucificado, dando por hecho que todas las demás religiones son cruentas.

La película al completo, ofrece una visión triste y decadente del enfoque religioso de la vida, donde ni la establecida ni ninguna otra anterior pueden ofrecernos una salida. Al final estamos solos, nadie puede ayudarnos. Se ven tan tristes, unas creencias como otras. Y no seré yo ahora, el que entre en el debate de si una moral puede ser mejor que otra.

Otra curiosa sensación fue la de observar los ritos paganos, que durante siglos fueron normales, en una sociedad moderna. Así se verá la religión católica y sus creencias en unos cuantos milenios, tan bárbaros como los que en esta película se muestran.