El ser humano por defecto siente miedo a ciertas cosas desde que es pequeño, la oscuridad y lo desconocido. Pues esta película juega con eso, algo tan básico como que uno más uno son dos, encima, sale exitosa porque gracias a lo amateur de su técnica nos lo muestra todo de la forma más cercana posible y eso es algo que... nos acojona. Ruidos en casa mientras dormimos, una puerta que sin recordarlo dejamos abierta, un calentador que confundimos con cualquier otra cosa... algo que se deja lo "Para" para ser absolutamente "Normal".

Hasta aquí bien, pero la historia... tanto demonio con manía persecutoria, un final con tufillo a otros finales "no tan lejanos en el tiempo". Un novio mongol que aún viendo que se la está jugando con algo que está fuera de su alcance sigue jactándose de ciertas cosas... no sé, le falta el puntillo de credibilidad que le sobraba a la excelente "Blair Witch Project", película con la que es imposible no compararla tanto por idea como por presupuesto.