Es imposible dejar de pensar en la edad de Sidney Lumet como realizador, me parece increíble la película que se sacó de la manga hace tres años. Su narrativa, es de lo más contemporáneo, casi dos horas pegado a un sofá, hipnotizado por las imágenes, por la evolución de la trama y cómo no, por un hilo musical que cumple una función primordial "ponernos el corazón en un puño". Si te gustan los tiempos muertos de Haneke, los Cohen de Fargo, las estructuras poco convencionales de Quentin Tarantino y de Christopher Nolan, los finales que no decepcionan, los repartos sobresalientes y la mejor cara de este veterano realizador, la recomiendo cien por cien. Maldigo el tiempo que ha permanecido en mi repisa cargando polvo.

No encuentro un aspecto negativo destacable, en cambio si que aplaudo el maravilloso desnudo de Marisa Tomei, a sus cuarenta/cuarenta y algo puede ser la envidia de millones de veinteañeras. Es un auténtico punto extra, eso sí, la versión doblada al castellano le hace un flaco favor.