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Voto de Estelwen:
7
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121.639
Thriller. Drama
El día en que Juan (Alberto Ammann) empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre (Luis Tosar). Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2009
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, brutal, dura y trepidante película de acción, como hay pocas en el cine español, que nos muestra lo que sucede cuando Juan, un funcionario de prisiones que acaba de aprobar la oposición, acude al trabajo un día antes de empezar para ir familiarizándose con la situación, y acaba metido de cabeza en un motín carcelario de enormes proporciones.
La pelicula no se queda en un mero visionado de escenas de acción, llenas de tensión, que haberlas haylas y en gran cantidad (yo he estado todo el rato al borde de la butaca y creo que a los demás que había en el cine les ha pasado otro tanto), sino que también entra a denunciar las duras y en ocasiones inhumanas condiciones de vida que sufren algunos presos. Es necesario puntualizar, sin embargo, que esa no es la situación normal de los presos en las cárceles españolas; durante mis prácticas como estudiante de Derecho, tuve la ocasión de visitar una cárcel con el resto de compañeros de la asignatura de Derecho Penitenciario, y lo cierto es que los de segundo grado vivían bastante bien, y de hecho había muy buen rollo entre ellos y los funcionarios de prisiones. Así que, desde luego, si suceden cosas como las de la película sucederán sólamente en los módulos de primer grado y aislamiento.
También es cierto que los guionistas de este filme no saben absolutamente nada de Derecho, ni Penintenciario, ni Penal, ni de ningún tipo, porque uno de los personajes dice que le han condenado a "homicidio en primer grado", cuando cualquiera que se documente un mínimo sabrá que ese delito no existe en España (no hay delitos de primer ni de segundo grado, esa nomenclatura es propio del Código Penal de los EEUU, no de España), sino simplemente homicidio o asesinato. No era tan difícil, bastaba con echarle un vistazo al Código Penal.
Recomiendo su visionado a todo el que esté ávido de emociones fuertes y desee ver una buena pelicula de acción.
La pelicula no se queda en un mero visionado de escenas de acción, llenas de tensión, que haberlas haylas y en gran cantidad (yo he estado todo el rato al borde de la butaca y creo que a los demás que había en el cine les ha pasado otro tanto), sino que también entra a denunciar las duras y en ocasiones inhumanas condiciones de vida que sufren algunos presos. Es necesario puntualizar, sin embargo, que esa no es la situación normal de los presos en las cárceles españolas; durante mis prácticas como estudiante de Derecho, tuve la ocasión de visitar una cárcel con el resto de compañeros de la asignatura de Derecho Penitenciario, y lo cierto es que los de segundo grado vivían bastante bien, y de hecho había muy buen rollo entre ellos y los funcionarios de prisiones. Así que, desde luego, si suceden cosas como las de la película sucederán sólamente en los módulos de primer grado y aislamiento.
También es cierto que los guionistas de este filme no saben absolutamente nada de Derecho, ni Penintenciario, ni Penal, ni de ningún tipo, porque uno de los personajes dice que le han condenado a "homicidio en primer grado", cuando cualquiera que se documente un mínimo sabrá que ese delito no existe en España (no hay delitos de primer ni de segundo grado, esa nomenclatura es propio del Código Penal de los EEUU, no de España), sino simplemente homicidio o asesinato. No era tan difícil, bastaba con echarle un vistazo al Código Penal.
Recomiendo su visionado a todo el que esté ávido de emociones fuertes y desee ver una buena pelicula de acción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo mejor:
-El personaje de Malamadre. Luis Tosar hace un papelazo que con toda seguridad será un Goya al mejor actor. Desde el primer momento se convirtió en mi personaje favorito. Es duro y despiadado, sí, pero porque no tiene nada que perder, y no ejerce la violencia gratuita, sino con un propósito bien definido. Su causa es justa y todos los abemos: las reivindicaciones que hace son más que rezonables, y no dedice organizar un motín porque sea malo o porque quiera dar por el saco, sino porque sabe que es la única forma de que le escuchen. En el fondo, es un buen tipo, y posee un honor, un sentido de la amistad, un valor y una honestidad que para sí quisieran todos los funcionarios y negociadores que salen en la película, que no dudan a la hora de vender al joven funcionario atrapado si de ese modo consiguen conservar su puesto o salvar su pellejo.
-Que Malamadre sobreviva al final. Impagable la cara de terror que se le queda al traidor colombiano cuando sus ojos se cruzan con los de Malamadre y se da cuenta de que ha sobrevivio, y de que está sentenciado...
-El guión. Los dialogos son de lo mejorcito que he oído últimamente. Pocas películas pueden hacer que te retuerzas de tensión, te partas de risa y asientas enfervorecido con la cabeza a la vez, pero esta lo consigue con creces.
Lo peor:
-El personaje de Antonio Resines, el "malvado carcelero facha que le pega de leches a los reclusos y seguramente tiene la foto de Franco enmarcada en su mesita de noche", está ya un poco manido, ¿no? Era tan malo maloso que parecía de cartón piedra. Aún así, su muerte me dejó un agradable sabor de boca: estaba pidiendo a gritos que lo matasen.
-La carga de los antidisturbios es el momento más flojo de toda la película. En primer lugar, queda muy forzado que se autorice una carga de esas caraterísticas. ¿Desde cuando la policía carga a lo bestia contra civiles desarmados que lo único que hacen es protestar?
En segundo lugar, no me parece creible que una mujer embarazada se meta en semejante follón; el instinto natural de todas las madres es proteger a su bebé, no correr hacia los antidisturbios con una tripa de seis meses.
Y, además, una porra de goma de los antidisturbios no puede matar a una persona. Hacer perder el bebé a Elena por culpa de un mal golpe en la barriga, sí, pero, ¿matarla? Muy inverosímil.
En definitiva, que esta parte está muy cogida con pinzas, no parece más que un recurso forzado para hacer que a Juan se le vaya la pinza ya no tenga nada que perder.
-El asunto de los etarras. Al principio queda bastante bien, pero me decepciona un poco la resolución del asunto. Tanto lío con eso de "los rehenes perfectos" y al final nadie se acuerda de ellos. Además, me fastidió que no los mataran. Mucho ruído y pocas nueces.
-El personaje de Malamadre. Luis Tosar hace un papelazo que con toda seguridad será un Goya al mejor actor. Desde el primer momento se convirtió en mi personaje favorito. Es duro y despiadado, sí, pero porque no tiene nada que perder, y no ejerce la violencia gratuita, sino con un propósito bien definido. Su causa es justa y todos los abemos: las reivindicaciones que hace son más que rezonables, y no dedice organizar un motín porque sea malo o porque quiera dar por el saco, sino porque sabe que es la única forma de que le escuchen. En el fondo, es un buen tipo, y posee un honor, un sentido de la amistad, un valor y una honestidad que para sí quisieran todos los funcionarios y negociadores que salen en la película, que no dudan a la hora de vender al joven funcionario atrapado si de ese modo consiguen conservar su puesto o salvar su pellejo.
-Que Malamadre sobreviva al final. Impagable la cara de terror que se le queda al traidor colombiano cuando sus ojos se cruzan con los de Malamadre y se da cuenta de que ha sobrevivio, y de que está sentenciado...
-El guión. Los dialogos son de lo mejorcito que he oído últimamente. Pocas películas pueden hacer que te retuerzas de tensión, te partas de risa y asientas enfervorecido con la cabeza a la vez, pero esta lo consigue con creces.
Lo peor:
-El personaje de Antonio Resines, el "malvado carcelero facha que le pega de leches a los reclusos y seguramente tiene la foto de Franco enmarcada en su mesita de noche", está ya un poco manido, ¿no? Era tan malo maloso que parecía de cartón piedra. Aún así, su muerte me dejó un agradable sabor de boca: estaba pidiendo a gritos que lo matasen.
-La carga de los antidisturbios es el momento más flojo de toda la película. En primer lugar, queda muy forzado que se autorice una carga de esas caraterísticas. ¿Desde cuando la policía carga a lo bestia contra civiles desarmados que lo único que hacen es protestar?
En segundo lugar, no me parece creible que una mujer embarazada se meta en semejante follón; el instinto natural de todas las madres es proteger a su bebé, no correr hacia los antidisturbios con una tripa de seis meses.
Y, además, una porra de goma de los antidisturbios no puede matar a una persona. Hacer perder el bebé a Elena por culpa de un mal golpe en la barriga, sí, pero, ¿matarla? Muy inverosímil.
En definitiva, que esta parte está muy cogida con pinzas, no parece más que un recurso forzado para hacer que a Juan se le vaya la pinza ya no tenga nada que perder.
-El asunto de los etarras. Al principio queda bastante bien, pero me decepciona un poco la resolución del asunto. Tanto lío con eso de "los rehenes perfectos" y al final nadie se acuerda de ellos. Además, me fastidió que no los mataran. Mucho ruído y pocas nueces.