Tras triunfar con "Los cazafantasmas" (1984), y estando en la gloria gracias al éxito comercial de "Los gemelos golpean dos veces" (1988), Reitman se lanzó a por una tardía continuación de la primera. Y la pifió... al menos en calidad. Porque si hay algo que define a "Los cazafantasmas II" (1989), es que fue un truñete que tiró por tierra todos los aciertos de su predecesora.

Así, Reitman buscó repetir la fórmula del éxito, pero esta vez incurrió en varios errores de bulto. A saber: sobresaliente, casi diría que caricaturesco, nivel de imbecilidad de los protagonistas; sociedad idiotizada; y un puñetero bebé. A ello se le sumó un contexto en donde la frescura de la primera película se había disuelto y, en su lugar, los protagonistas eran ahora unos fracasados de primera categoría.

"Los cazafantasmas II" terminó siendo una película insufrible, con todos sus protagonistas arrastrándose por el barro como unos pusilánimes; con unos malosos con personalidad de dibujo animado; un facineroso supremo que daba risa; y un maldito bebé que solo servía para hacer la película más y más bochornosa. Vamos, que Reitman abrazó el infantilismo más chorra.

Mas aún, la calidad se resintió tanto que, por mucho que pasaron los años, nunca volvió a haber otra entrega, pues quedó claro que el guion que se usase debería recibir un buen pulido. Tanto ha sido así que, de hecho, la vejez ha alcanzado a todos sus protagonistas, haciendo ya inviable semejante retorno. Y eso por no hablar de la muerte de Harold Ramis.

A pesar de todo, hizo buena caja, con un ratio taquilla/presupuesto que, según la fuente consultada, oscila entre 5,4 y 7,2 (véase spoiler 1). Cuántas películas actuales quisieran semejante éxito y, encima, asumiendo un riesgo no muy alto (véase spoiler 2). Eso sí, no fueron los ratios de entre 9,8 y 11,8 de "Los cazafantasmas" (1984).

No obstante, y dejando de lado las interminables anécdotas y vergüenzas que se le podrían sacar a este mondongo, yo prefiero llamar la atención sobre el actor que interpretó al personaje de Vigo, Wilhelm von Homburg, cuya biografía daría para una película probablemente mejor que esta. Tómese la molestia de leer en la socorrida Wikipedia sobre su vida, y verá qué individuo.

En resumen, la película que incomoda a algunos de entre los que gustan de alabar el cine de los 80, porque no solo es mala, sino que es una zancadilla a la original. Tiene momentos que dan vergüenza ajena. De esos que te tienes que tapar la cara.