Simpática y curiosa en su momento; ingenua e infantil a rabiar treinta años después. Es la mejor descripción que se me ocurre de esta cinta cuyo visionado, ya en la adultez, te deja una sensación bobalicona que te empuja a cambiar de canal tras un par de minutos.

Y es que "Cortocircuito" es una película que ha perdido mucho, muchísimo, con el paso de los años. La informática ha pasado a formar parte de nuestra vida de maneras mucho más elegantes y menos "cacharrantes", por lo que esta versión antropomórfica e histérica de una IA, no solo no gusta a casi ningún adulto con buen gusto, sino que da risa.

Huelga decir que no es más que la versión cómica con chips y software de la historia del monstruo de Frankenstein. Y con un final muy tontorrón, claro.

No obstante, no todo es malo. Apunto dos aciertos. Primero, que si esta copiaba a Frankenstein, Wall-E copió a esta veinte años después. De hecho, más que el Wall-E de los 80, sería más justo decir que Wall-E era el cortocircuito del 2008. Por aquello de respetar el mérito del orden. Segundo, la obsesión de Número 5 por tener acceso a los datos resultó un recurso humorístico en su época, pero hoy en día es la idea central del aprendizaje automático, en donde las reglas se descubren de entre los datos. Se ve que los guionistas se documentaron y hablaron con investigadores pues, aunque el aprendizaje automático está muy en boga actualmente, en los 80 era algo solo conocido en círculos investigadores muy especializados vinculados a la IA. Puede parecer una tontería, pero Badham volvió a adelantarse a su tiempo con este detalle.

En la dirección, John Badham, a quien en la primera mitad de los 80 le dio por la electrónica, lo que derivó en películas como "El trueno azul" y "Juegos de guerra" (mítica y muy meritoria para su época). Luego le dio más por el humor, para acabar una década después perdido en la TV. Claro que ya tenía una edad.

En fin, una obra para niños, aunque puede que solo les atraiga el histrionismo del personaje, muy en boga con los dibujos animados. El resto es mayormente olvidable. Apenas se emite ya en televisión.

PS: Apuesto a que la mayoría de los que hablan bien de ella necesitan tirar de la nostalgia y la infancia para justificar su punto de vista. Normal.