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España España · . ¯\_(ツ)_/¯ .
Voto de Jose_Lopez_5:
7
Ciencia ficción. Acción Año 1997. El avión del presidente de los Estados Unidos es secuestrado por un grupo radical, pero consigue sobrevivir y se encuentra solo en las calles de Nueva York, donde Manhattan se ha convertido en una enorme prisión de alta seguridad. Ante la imposibilidad de lanzar una acción convencional, por miedo a que maten al presidente, se decide enviar a un agente secreto para rescatarlo. El elegido es "Serpiente" Plissken (Kurt Russell), ... [+]
1 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay personajes que marcan a sus actores. Que los definen durante buena parte de su vida laboral, cuando no toda. No hablo ya de encasillamiento, que implicaría repetición, sino de carisma, de personalidad, de dominio en la pantalla desde el minuto uno.

Schwarzenegger, por ejemplo, fue el T-800 por antonomasia. Lo fue desde la primera película, y morirá siéndolo. Porque el asesino creado por Skynet es tan suyo como sus premios de culturismo. Mel Gibson hizo suyos a dos locos, el de la saga "Mad Max" y el de "Arma letal". De nuevo, se adueñó de ellos desde el primer instante. Y Kurt Russell fue Serpiente Plissken. El antihéroe por excelencia. Un tuerto cínico, adamantino, que sudaba chulería y olía a pasotismo. El americano más individualista, más anticapitalista, el que más despreciaba la falsedad de la sociedad, y el más descreído con los gobiernos. Un anarquista sobreviviendo en un mundo decadente.

Carpenter lo parió durante su etapa de gloria suprema. Aquélla en la que su nombre se vinculaba a películas baratas pero resultonas y sobradas de personalidad. Y lo hizo como la mayor de las críticas a los héroes impolutos, honrados, santurrones e ingenuos que parecían imperar en Hollywood. Porque a Plissken se la pelaba todo y todos. Solo su pellejo era prioritario, aunque luego tuviera sus sentimientos.

Plissken nació a la lumbre de relatos postapocalípticos, de macarras urbanitas, de sociedades desintegradas por guerras, atómicas o no. Ese universo prototipado por "The warriors" (1979) y sus sucedáneos, en donde las bandas callejeras imponían una ley basada en el salvajismo y la autodestrucción. Ahí cogió forma un tipo que marcó a muchos cinéfilos durante los 80. Y parte del mérito residió en Russell.

Por ello, hablar de las virtudes de "1997, rescate en Nueva York" (1981) es innecesario, pues todo ha sido ya contado. Es una película tan citada y estudiada, que lo mejor que puede hacer es leer otros comentarios que la diseccionan con maestría, tanto por dentro como por fuera. No obstante, eso no evita que el paso de los años le haya pasado factura. Pero, ¡maldición!, son cuarenta años. ¿Cuántas cintas pueden llegar a cuarentonas, sufrir tantos análisis sesudos, y salir indemnes? Y además sin lujos presupuestarios.

Asimismo, tengo la convicción de que este misticismo alrededor de Plissken se logró, en parte, por la carencia de una secuela inmediata. Del personaje solo se sabía lo que se contaba en la pantalla; el resto, cada cual lo rellenaba con su imaginación. Y eso, como La Fuerza de George Lucas, fue un acierto. Lo contrario habría implicado una sobreexposición que le robase el misterio. Por ello, cuando, ya en los 90, Carpenter continuó sus aventuras con una pseudo parodia, el mito le reventó en la cara. Como La Fuerza a Lucas.

En resumen, cine de principios de los 80, lo que implica estética de los 70. Asombra cómo aguanta el peso de los años. Sin esfuerzo, se come con patatas a casi todas las películas de acción actuales. Prueba de que la mayoría de los realizadores contemporáneos no valen un pimiento. Y sí, he encontrado a veinteañeros a quienes película y personaje no les sonaban de nada.

Actualización a 18-enero-2024: Tras verla de nuevo en televisión la he notado algo más floja, con pasajes ingenuos y personajes bobos. Los diálogos, por su parte, están pidiendo una buena limpieza. Creo que mantiene su valor por el impacto cultural que tuvo y el personaje que creó. Grabar en el recuerdo colectivo algo así tiene mérito, pero eso no quita que sea inmune a la crítica. Lo más molesto es que esas carencias no obedecen a cuestiones presupuestarias o técnicas, sino a algo que siempre sale muy barato: el guion. Son los personajes, sus personalidades, sus comportamientos, sus frases y las escenas que protagonizan los que no pasan bien la criba.

Un dato curioso sobre el doblaje en España que a nadie le importa: el isótopo tritio se tradujo por tritium, tal y como suena en inglés. Supongo que, en su momento, los traductores no sabían qué era eso y decidieron dejarlo como estaba, pues sonaba muy científico.
Jose_Lopez_5
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