Papá Noel está a punto de jubilarse. Tras 70 años en el cargo llega el momento y la tradición de pasar los mandos a la siguiente generación, la cual practicamente hace ya años que le hace todo dado que se dedica a supervisar desde una nave supersónica como son entregados los regalos por los duendes mientras su hijo mayor controla todo el sistema ya informatizado desde la central. El abuelo, el Santa de la anterior generación, remuga desde el sofá del salón sobre que en sus tiempos se hacía mejor, con renos y entregando casa por casa, de forma más cercana. El joven hijo del actual, el torpe Arthur, conserva la ilusión por la magia de la Navidad aunque no tiene aspiraciones a ser el sucesor y da por hecho que va a serlo el hermano.

Película navideña pero sobretodo familiar donde se encuentran varias generaciones familiares que hacen recordar la sala de estar en casi cada hogar durante esas fechas. El abuelo y sus batallitas, de que todo en su tiempo era mejor, el padre y sus métodos infalibles, mejores que los del anterior y por supuesto mejores que los de un hijo que para él no se entera de nada y que está inmerso en nuevas tecnologías que se les escapan a los dos anteriores. Y por allí la cándida madre, poniendo paz, cordura y sirviendo una taza de caldo caliente para el frío.

Y así va navegando el film, entre pasado, presente y futuro de como digo no solo Santa Claus, sino de las generaciones familiares en general, algo que recuerda mucho al corto de Pixar titulado La Luna. Entretenida, divertida y por muchos momentos ingeniosa, con unos personajes entrañables y un relato más que disfrutable. Si los estudios Aardman quieren competir con las grandes como Pixar y Dreamworks este es el camino, aunque en aspecto técnico y visual le queda bastante por mejorar.

Nota: 6'5

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