En mi opinión este es el primer capítulo de la nueva temporada que realmente encaja con la esencia de la serie Black Mirror.
Y eso que la historia viaja al pasado para inscribirse en un escenario ochentero, colorista y discotequero. Pero claro, los que seguimos la serie desde el principio sabemos que eso no puede ser así, por lo que todas las alertas están encendidas esperando la vuelta de tuerca.
Y muy bien, tiene un gran mérito que te sorprenda algo que ya te esperas.
Pienso en los espectadores que puedan plantarse delante de este capítulo de rebote, sin haber oído siquiera hablar de Black Mirror, y no llego a imaginar lo abierta que puede llegar a quedar su boca tras verlo.
Sigo en el spoiler.
spoiler:
Y si no te esperas lo que ya te esperabas es porque la historia está muy bien diseñada y desarrollada. El salto del pasado al futuro se hace de una manera certera y sorprendente, y enseguida comienzan a plantearse no sólo dudas vitales, sino dudas existenciales. Además entra en escena la tecnología para hacernos preguntas incómodas sobre el futuro del ser humano.
Y es que al final ese es el sello Black Mirror y lo que muchos buscamos en cada nuevo capítulo que vemos.
Tecnologías y giros argumentales aparte, también cabe destacar la historia de amor que se narra. Resulta idílica en todos los sentidos, apasionada, prohibida, surgida del choque entre dos chicas diametralmente opuestas y con su dosis necesaria de conflicto. Especialmente emotiva resulta la escena en la que Kelly habla de su marido y de su hija muerta. Y de la paradoja que supondría una vida feliz eterna en San Junípero. Además la historia cuenta con unas buenas interpretaciones. Y pululan por ella temas tan jugosos como lo son la vida, la muerte, la vejez o la libertad.
Por cierto, ver a las dos protagonistas en un descapotable, con los brazos arriba celebrando su libertad y también su muerte me ha traído directamente a la retina la escena final de Thelma y Louise.
Mención aparte merece el desenlace.
Al igual que en Oso Blanco pudimos asistir a las mejores escenas que se recuerdan insertadas en unos títulos de crédito, esta vez se tira de este mismo recurso de manera grosera e innecesaria a mi parecer.
De hecho iba a ponerle más nota al capítulo, pero no me ha gustado el final. No sé, hay un empeño en toda esta temporada por desdramatizar y desembocar en la autocomplacencia.
La serie ha perdido su mala leche en favor del espectáculo y el entretenimiento. Lo que antes era corrosivo, ahora resulta socarrón.
Creo que el final no es coherente con uno de sus personajes y el resultado es un canto a la vida tan forzado como grotesco.
Aunque quién sabe, hasta puede que se exagere esa felicidad para subrayar que de algún modo es falsa.
Espera, que todavía le subo la nota...