Qué alegría poder tener de vuelta a este ingenioso humorista que tras dos años horribles de escarnio público ha sabido rehacerse y asumir con valentía un comportamiento inapropiado y dar la cara.

Esperemos que algún día se le perdone y pueda volver a trabajar con normalidad, pero mientras tanto, para que no se despedicie su talento, él mismo se produce y comercializa sus espectáculos.

Y este no defrauda, es como otros anteriores, se sitúa al mismo nivel. Su humor sigue siendo tan incorrecto como nos gusta a sus seguidores y empieza burlándose de sí mismo, de su propia desgracia.

Da gusto poder volver a verle de nuevo en el escenario gesticulando con esa teatralidad suya característica tan cómica para acentuar sus gags. Vuelve a sus temas habituales y sin cortarse lo más mínimo, incluso esta vez da algún paso más allá en temáticas delicadas con las que no se suele bromear. Realmente lo da todo en el show: acaba empapado en sudor.

Un lujo de actuación, una gran medicina risoterapéutica en estos tiempos tristes de trágica pandemia. Altamente recomendado para elevar los ánimos si eres capaz de disfrutar del humor gamberro.