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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de Kötomïk:
1
Drama Bud Clay (Vincent Gallo) se dedica a correr en motocicleta y emprende un viaje de cinco días hasta California, donde tiene la siguiente carrera. Cada día, a Bud le asaltan los recuerdos de la última vez que vió a la mujer de su vida. Él desea que esos recuerdos desaparezcan, por lo que durante el viaje tiene encuentros con diversas mujeres. Busca un nuevo amor que le haga olvidar a Daisy (Chloë Sevigny). Pero Bud no puede sustituirla, a ... [+]
24 de noviembre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según parece, cuando se estrenó esta película en Cannes la gente se puso a aplaudir cuando Vincent , en una escena, se quitaba la camisa y se ponía otra limpia.

The Brown Bunny es una lacra audiovisual, servicial para los físicos teóricos pues con ella se puede confirmar con plenitud la teoría de la relatividad especial, que alega la magnitud no absoluta del tiempo, el cual es percibido con dependencia de la velocidad del objeto que lo mide. En este caso, la peli no solo es lenta, es un agujero negro de narcisismo que absorbe la paciencia y las ganas de vivir del espectador medio. Cuando termines te invadirán unas ansias incontrolables de llamar a tus seres queridos para recordarles lo mucho que los quieres, de lo cerca que creiste haber estado del fin. Enserio, esto es peor que un martillazo en el cabezón.

Me encantaría conocer a sus seguidores. Dar un paseo con ellos debe ser una maravilla. Podemos encontrar una lata de Fanta rota arrastrada por el viento en la acera y me acongojo de imaginar el rostro que pondrían. Verían en aquella aparentemente banal eventualidad un reflejo de la fragilidad de nuestro destino o vete tu a saber que carajo se les ocurriría. En mi lista de cosas por hacer antes de morir esta entra de cabeza.

Se que Vincent no pretende tomarle el pelo a nadie y su intención fervorosa de estudiar la soledad y la tristeza no se puede negar. Pero lo que tampoco se puede negar es la inexistente empatía que siente por los espectadores, a los que considera dispuestos a tragarse 60 minutos de paseo en coche y conversaciones incómodas y sin el mínimo sentido como si fuera cualquier cosa para alcanzar un cénit pornográfico penoso y sobre todo, carente de cualquier importancia. De hecho, el odio directamente proporcional al aburrimiento que se cocina en todos esos planos intercalados entre el careto del señor y los de la carretera me empujó a alegrarme de que lo dejarán colgado. ¿Como me voy a preocupar o a enternecer de alguien que me ha estado tocando los cojones durante una hora?
Kötomïk
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