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Voto de Alexandra Vargas:
9
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
10 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra cinematográfica adaptada del libro de Harper Lee y ganador del premio Pulitzer fue realizada por Robert Mulligan en 1962. Frases como “Matar a un ruiseñor es un pecado, supongo porque los ruiseñores no hacen más que cantar a nuestro deleite, no comen jardines de las personas, ni nidos en los graneros de maíz. No hacen nada más que cantar desde el corazón para nosotros” propias del personaje Atticus Finch un hombre íntegro, empático y siempre al servicio de los demás acepta el caso de Tom Robinson un hombre negro que es acusado por un hombre blanco de violar a su hija. Robinson es lo que para Atticus Finch sería un ruiseñor y que el pueblo intenta condenar injustamente debido al racismo. Ser de raza negra o padecer una enfermedad mental generaba muchos prejuicios entre la ignorancia y pobreza que se vivía después de la gran depresión en Estados Unidos cuya temporalidad del film es los años 1930.

Otro ruiseñor en el pueblo es Boo (Arthur Ridley) quién recibe constante críticas monstruosas y que desconocemos hasta el final. En esta línea dramática nos conducen los hijos de Atticus Finch (Jem y Scout) desde de curiosidad, imprudencia e inocencia de estos niños hacia la realidad despojando toda intolerancia a través de los valores sembrados por su padre, finalmente Scout ya adulta y quien narra la historia expresa “Una vez Atticus dijo que no se conocía a un hombre si no te calzabas sus zapatos y caminabas con ellos. Solo bastaba con pararme en el porche de los Ridley; Nunca se entiende realmente a una persona hasta que consideres las cosas desde su punto de vista” Atticus Finch no sólo enseña a sus hijos con el ejemplo de un hombre ético y moral sino al mismo espectador a través de sus acciones y diálogos potentes de humanidad, nobleza y esperanza.

Finalmente su director Mulligan logra inducirnos a emociones con un emotivo guión, la fotografía, música y efectos sonoros son notables y fascinantes actuaciones que acompañan de manera grandiosa la trama. Sin duda este drama judicial y conflicto social es una pisada fuerte a la lucha contra al racismo y por la igualdad a través de analogías.
Alexandra Vargas
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