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Argentina Argentina · Colastiné
Voto de Adela Hache:
7
Fantástico. Comedia. Infantil Charlie Bucket (Freddie Highmore), un niño muy bueno de una familia muy pobre, gana un concurso para disfrutar de una visita de un día a la gigantesca fábrica de chocolate del excéntrico Willy Wonka (Johnny Depp) y su equipo de Oompa-Loompas. Cuatro niños más de diferentes partes del mundo lo acompañarán a través de un mundo fantástico y mágico lleno de diferentes sabores.
10 de julio de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa y extravagante, esta película es el resultado de la unión de un cineasta como Tim Burton y el escritor Roald Dahl, una de las curiosas figuras de la literatura inglesa juvenil contemporánea, cuyos cuentos se caracterizan por cierta tenebrosidad.
El film tiene la estructura de un cuento tradicional, aunque con una ambigüedad más acentuada, donde conviven detalles futuristas con símbolos arquetípicos. Para la transposición en términos visuales, Burton logra escenarios de coreografías delirantes: desde una cascada de chocolate, pasto comestible, ardillas obreras...hasta televisores teletransportadores y un ascensor de cristal que se traslada como una alfombra mágica.
La unidad del relato está dada por Charlie, un niño sin otra fortuna que una familia humilde pero con el don del afecto, participa en un concurso junto con otros cuatro ganadores quienes, acompañados de un adulto, se han ganado el derecho a visitar la legendaria fábrica de chocolates del excéntrico Willie Wonka, un lugar al que nadie ha entrado desde hace muchos años, cuando misteriosamente se
despidiera a todos sus trabajadores y cuya producción de golosinas es desde entonces un gran misterio. El recorrido por este alegórico lugar es el eje de la historia, donde rigen sólo las reglas de lo maravilloso y por lo tanto todo es posible, incluso la moraleja donde el mal es castigado y el bien premiado, aunque esto se cumple de una manera muy especial y cada uno recibirá lo que realmente
merece.
La fábula tradicional se aggiorna con los personajes, donde tanto los niños como sus padres son caricaturas modernas de la actual sociedad hiperindustrializada, hedonista y exitista, salvo -eso sí- el bueno de Charlie que parece tomado de las historias de Dickens.
Con un humor más bien ácido, la película señala tanto en niños como adultos, actitudes egoístas al límite de la morbosidad y con una dosis de violencia subterránea que admite lecturas subrepticias lejos de toda ingenuidad.
Adela Hache
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