Rompecabezas guionístico el que nos desafía a desentrañar Álvaro Sáenz de Heredia en este filme, únicamente apto para mentes superiores.
La película nos invita a penetrar en el alma de un personaje profundo y atormentado, perfectamente perfilado y desgarradoramente emocional llamado Condemor, el pecador de la pradera, mezclando elementos humorísticos, dramáticos y eventualmente sentimentales, consiguiendo que casi puedas sentirte en su piel en cada segundo de metraje, junto con su compinche de fatigas, Lucas, que también es un derroche de emotividad cada vez que articula palabra, formando así, la pareja mas entrañable y carismática de la historia del cine, a mi parecer. En su odisea, tienen que escapar del lejano oeste para acabar en un castillo lleno de criaturas vampíricas luchando por no ser pasto de dichos engendros del averno, haciendo gala de un ingenio desmedido llevando a cabo no pocas artimañas para salir airosos.
En su obra cinematográfica, el director no se deja nada. Nos deleita con una prosa gongorista en cada dialogo, metáforas que ponen a prueba nuestro ingenio una y otra vez, destellos humorísticos para los amantes mas exigentes del humor inteligente, efectos especiales hollywoodienses. También cabe mencionar la actuación estelar de Carla Hidalgo, interpretando a "la doncella", que por si no fuera suficiente, nos regala un plano donde exhibe sus turgentes senos, logrando así llenar de sangre el cuerpo cavernoso de los órganos sexuales de la mayoría del concurrente masculino.
No existe en la lengua castellana, un adjetivo para calificar esta obra maestra, puedo escribir, bárbara, portentosa, inconcebible, prodigiosa... Pero siempre quedara en mi una sensación de vacío al no poder transmitir realmente las sensaciones que despertó en mi. Aconsejo a todo aquel que aún no haya disfrutado su visionado, que simplemente la vea y se deje envolver por esta deliciosa comedia, con los mismos ojos que uno contemplaría la Capilla Sixtina. Hay un antes y un después en el cine español, y Brácula, con B de Barbate, es el punto de partida hacia un futuro prometedor del cine patrio.