Capitana Marvel lo deja claro; Nick Furia, en sus tiempos mozos, era idiota. Eso es lo que parece dilucidar la película con su actitud durante la misma; ya sea como acompañante (comparsa) de la protagonista principal, como pirrandose por los gatos o haciendo gala de su actitud chulesca en cuanto a cómo debe ser llamado.

Bien, sin ser la maravilla que muchos se empeñan en ver; ni, mucho menos, ese espanto que, muchos más, también, se empeñan en ver; Capitana Marvel cumple como entretenimiento de evasión antes de la culminación final con el desenlace de Los Vengadores. Aunque, como parece dar a entender, su intervención será crucial, siempre podríamos esperar algo que estuviese por encima del simple entretenimiento.

Brie Larson cumple con el personaje, aunque no me epato tanto como la Wonder Woman de Gal Gadot. Hago la comparación, ya que vendieron los dos personajes como adalides del movimiento feminista y como ejemplo de empoderamiento, y, desconociendo ambos personajes, acaba convenciéndome más aquella

Se puede hacer dos lecturas de la película: una es la feminista, la cual está excesivamente infantilizada. Vease el disparo al poster de James Bond o que, prácticamente, todos los hombres que salen en la película sean unos garrulos impresentables. Véase el imbécil de la moto. Aunque, el punto a donde llega, hace hincapié en la realidad que conocemos y que no queremos ver.

Sin embargo, la otra lectura; la crisis de los refugiados, también tan de actualidad en un mundo donde todos podemos pasar por lo mismo, la veo más consistente. Quizás también por que no me esperaba ese giro.

Por cierto, esta supone mi crítica 500, y no se si hay algún premio especial por eso. Lo dejo caer por si alguien se anima o si considera que esto se le puede llamar así.