Nueva secuela de la magnífica El silencio de los corderos, cronológicamente estamos hablando de la segunda en rodarse diez años después de los acontecimientos que se sucedieron en la primera. Dirigida por el triunfador Ridley Scott gracias a Gladiator, su obra más óptima hasta la fecha.

En esta segunda parte, pero que si nos damos cuenta de los hechos dados en El Dragón Rojo definiéndola como la primera parte, nos situamos en que Hannibal es la tercera y última andanza de este psicho-killer.

La historia se encuentra con el psiquiatra Hannibal en paradero desconocido y la agente Clarice Starling surcando las calles como ya asentada agente del FBI. El doctor Lecter se pondrá en contacto con su paciente más deseada mientras que ella intentará saber donde se encuentra para detenerlo, pero todo se convierte en una individual caza de brujas no solo por parte de la agente Starling. Un antiguo paciente, un inspector de polícia en horas bajas en Florencia y por último otro agente del FBI querrán a Lecter bajo sus manos.

Aquí, Ridley Scott con una sobrada fotografía no mantiene la tensión tan astuta realizada por Demme en su anterior cinta, pero si hace de esta película una entretenida experiencia. A su estilo, con su estética tan bien llevada por fin se centra e indaga en el personaje de Anthony Hopkins, que es lo que todo el público deseaba. Su comienzo se centra en la presentación de los personajes que conoceremos a lo largo del metraje, buena prolongación de cada uno de ellos. A partir de la primera hora podemos disfrutar de las peripecias del doctor más macabro en el cine. El director al dar más protagonismo al personaje principal acierta de lleno para que su trabajo acabe con buen resultado, desarolla claramente la definitiva relación entre los personajes principales. Positividad en cuanto a su fotografía y su guión tan bien prolongado de principio a fin. También destaca por su violenta puesta en escena, la más sanguinaria de todas. Sus aspectos negativos saltan a la vista en que no tiene la misma fuerza atrayente de esa mezcla de intriga y suspense que se vió en El silencio de los corderos y peca de lentitud en su primera parte del recorrido.

En cuanto a los actores sin ninguna duda Hopkins se encuentra un escalón por encima de todos, mientras que a Julianne Moore parece que la interpretación de Jodie Foster la pesa demasiado y aunque se encuentra muy suelta en su interpretación no termina de convencer. Gran participación de Gary Oldman y gran trabajo por parte del equipo técnico en su caracterización. Entre Giancarlo Giannini y Ray Liotta me quedo con el primero ya que Liotta no sabe donde se encuentra en ningún momento, puede que en los últimos instantes de la cinta sea donde sobresalga un poco.

Acabo en ZONA SPOILER..