Como todo buen producto parido, manipulado, orquestrado y testado por la industria de Hollywood, Fast $ Furious es una fuente de dinero que pasó de ser una película enfocada al público más inquieto (por no decir pastillero), pajillero y mentalmente escocido por la infame moda del tunning, los chulo polígonos así como el colegueo más cafre.

Desde entonces y como es normal, desde la primera parte de este engendro hasta la última ha ocurrido un extraño fenómeno que cada vez es más normal al cual yo denomino como "kultmobie". Así con k y con b. Aunque en este caso estaríamos hablando no de una "kultmobie" sino una "kultmobieS".
Una "kultmobie" o "kultmobies" es una película o una serie de películas/saga o demás historias que al principio eran consideradas algo así como la escoria y lo más bajo del mundo cinematográfico y que en algún momento como pasa con las modas y las tendencias la opinión deriva hacia el lado opuesto convirtiéndolas en algo aceptado e incluso reverenciado por una supuesta calidad que ahora sí podemos aplaudir sin que nos tilden de garrulos.

Y es aquí donde entra Fast $ Furious 6. Una película ( más bien capítulo de esta serie) que saca lo mejor de las anteriores para ofrecernos un espectáculo de acción y machocochechoque de dibujos animados que supera en cuanto a ingenuidad de la trama, falta de inteligencia, diálogos humorísticos (también hay homorísticos ojo), ensalada de hostias, tías pavas machowoman y músculos faciales imposibles a sus antecesoras.

Hay quién dirá que esta película es infame. Y no le faltará razón. Pero aquí lo que cuenta es algo más importante que la calidad de la cinta (que la tiene) y es estar a la última, en la ola de la actualidad, ser parte de la moda, rodearse de gente chachi para ser aceptado y lo que es más importante, molar.