Soy contrario totalmente al método de abordar temas de Ingmar Bergman. Crea un micro universo, a menudo en una casa, esta vez un hotel, planta unos elementos en forma de personajes muy marcados y con un propósito muy definido (la hermana buena, la que está mala, la madre o el padre descuidado, etc) y a contar lo que toque. A mí estas maquetaciones no me gustan, son más falsas que un billete de madera, y no me genera interés por esto mismo.

Los temas no han de ser tan grandes como la película, ésta ha de tener unas cuantas dimensiones más. En el núcleo el tema, pero a mí me gustan las películas que lo cubren con capas y capas de historia. Lo cual las hace más atractivas y el impacto del tema es mayor. Es que acabas una película de Bergman y es que ni me interesa el tema que ha querido tratar, si es que ha sido otra vez la hermana loquilla y la enferma en la cama, todo orquestado de forma artificiosa. Absolutamente olvidable.

Yo soy del Doctor Zhivago, una película que trata temas muy interesantes y delicados, pero por encima de éstos tiene un montón de capas, un montón de atractivos que te meten de lleno en la película, no te sueltan, y te hacen sentir cada instante. Bergman es un cubito de hielo, no le puede emocionar a nadie. No hay énfasis. Es todo plano.


Y vamos, leo por ahí que trata no sé que temas... aquí no se trata nada de nada. Que en 5 minutos de los 95 los personajes se hagan un par de reproches o pongan caritas intensitas no es tratar la soledad, la envidia, etc. Es que es fortísimo que la gente te venga diciendo que hay que ver cómo se trata la envidia en la película y es porque uno de los personajes le dice al otro "te tenía envidia".

Mucho gafapasta que por el nombre del director te hace una crítica u otra. O ve cosas donde no las hay, y no hay más que irte a las críticas de Persona y comprobar como cada uno se ha montado su película. Y tan satisfechos, oye.