McCarey realizó un "remake" de su clásico de 1.938, sustituyendo a Charles Boyer por Cary Grant y a Irenne Dunne por Deborah Kerr, logrando algo muy inaudito en el cine: otra gran película, otro clásico y una obra maestra del melodrama.
La historia de amor entre un impecable galán a punto de casarse (Grant) con una mujer ennoviada desde hace mucho tiempo, da pie a que McCarey combine con gran soltura y delicadeza, además de sumo acierto, el melodrama atemporal y verdadero con la comedia sofisticada y elegante, dejando una huella palpable en todo espectador con unas dosis mínimas de sensibilidad.