Tras su tripartita experiencia con la descocada y mediocre "Más que amor, frenesí", Miguel Bardem debuta en solitario con un thriller futurista que bebe en múltiples géneros (el psyco-killer, la comedia hispánica, el melodrama pseudoridículo por imposible que se establece entre Galera y el inspector Sánchez, la ciencia ficción más tipo serie B...) que comienza bien y a partir de una idea bastante apreciable: una hermosa joven (Galera) se venga tras ser operada de su espantosa fealdad de la belleza como bien materialista e inservible, asesinando en serie a las ganadoras de los concursos de Miss España, pero que se diluye en un guión difuso que deviene ridículo en su resolución, francamente desagradable, incoherente e inservible con el principio (gran secuencia de arranque, por ejemplo).
Demuestra Bardem un ímpetu controlado, buen manejo del aparato formal del film y una agradecida dirección de actores (con ilustres e insustituibles secundarios como Luis Ciges o Agustín González) con el debut de la exuberante y guapa Elia Galera, pero quedando un film fallido, sí entretenido, nunca nada lamentable, pero balbuceante y cojo por un guión flojo, incapaz de aunar intenciones reflexivas acerca del futuro (todo será esencialmente lo mismo) con una adecuada escritura de ello.