Un brillante, joven e imbatido abogado (Reeves) es contratado por una gran firma. Se traslada junto a su guapa esposa (Theron) a Nueva York y allí conoce al presidente de la compañía (Pacino). Poco a poco, el abogado se dará cuenta de que a su alrededor están comenzando a suceder cosas extrañas...
"Pactar con el diablo" supone un soplo de aire fresco para el escuálido género terrorífico de hoy en día. Supone una variante sólida y de empaque de la obra maestra de Polanski "La semilla del diablo" con la que comparte escenarios y personajes (la gran casa, los malévolos vecinos, la mujer que desea quedarse embarazada y sufre en sus propias carnes todo tipo de extraños fenómenos), además del tono: es una película dónde el terror es sugerido y atractivo visualmente más que efectista o grandilocuente, así como de corte ambiguo hasta su tramo final (una vez más: ¿es real el deterioro físico/psíquico de Theron o son solo alucinaciones suyas?, ¿es verosímil la presencia de entes demoníacos que la maltratan o es imaginación propia?). Aquí, la semilla del diablo es Keanu Reeves, en su mejor interpretación, encarado a un mefistofélico y gran Pacino, que disfruta a sus anchas interpretando este papel. Hay diálogos de fuerza y vigor entre ambos. El equilibrio que tiene la película también lo logra gracias a la gran y muy meritoria interpretación de Theron, que consigue dotar de magnífica intensidad dramática y espíritu trágico a su personaje.
Hackford hace una obra muy atractiva visualmente y narra el argumento con la justa sobriedad y el necesario estilo para configurar una película muy notable, de final quizás un poco decepcionante y atisbador de una segunda parte, pero un film de terror que huye de lo efectivo o lo evidente y se arrima a lo reflexivo, analizando a la par y casi horizontalmente aspectos tan propios de esta sociedad moderna como el éxito, la vanidad, la soberbia...