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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
6
Drama Un autobús escolar se despeña montaña abajo y se hunde en un lago helado. En el accidente mueren todos los niños del pueblo. El abogado Mitchell Stevens se entrevista con los padres, reabre sus heridas del pasado y les propone llevar el caso a los tribunales. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2008
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película Egoyan hace, partiendo de un texto ajeno de Rusell Banks, una adaptación contemporánea de "El flautista de Hamelín". El hecho es el siguiente: el autobús escolar de un pueblo se despeña colina abajo, dejando al pueblo sin niños, con apenas un par de supervivientes -la chófer y una joven paralítica-. Como "El flautista de Hamelín" es un cuento metafórico que a Egoyan le viene que ni pintado para, escudándose en ello, realizar su habitual ejercicio de estilo y estética preñado de ensoñación y realidad, de tono borroso, difuso y flotante, con imaginería filosófica y críptica, envuelto en la bruma y apeado en lo concéntrico. Así pues, Egoyan hace abstracción del argumento, se mete en la introspección psicológica, fragmenta la narración y nos envuelve en un cruce laberíntico entre dudas morales y el sentimiento de culpa, con la destrucción de las apariencias al fondo -también es un sueño, una mentira, un contrato fingido la vida que tenemos a nuestro alrededor-. Los "flash-backs" van y vienen desordenados y cuán si de una atracción de feria se tratara, en una descripción caótica, "de choque" (como el brutal hecho que cuenta), como analogía del choque emocional y mental que sufren los personajes trasladado al espectador.
Tiene mérito y valor su apuesta, pues es un cine lleno de sugerencias y para pensar, pero en el caso concreto de "El dulce porvenir" a mí se me antoja que más hubiera ganado tan terrible historia llena de enormes posibilidades si la narración hubiera sido menos complicada. Se llega a lograr la melancolía hiriente de lo que se cuenta, se llega a plasmar la realidad de ese pueblo anestesiado, pero Egoyan le inyecta aún más anestesia al asunto y así quedamos en que la película es raramente distante y dotada de una sibilina oquedad, que no matan su interés pero sí lo hacen perder fuerza.
kafka
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