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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
6
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
20 de diciembre de 2006
11 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Kubrick, una obra póstuma que dividió a buena parte de su "troupe" habitual de exégetas, incluso.
Se trata de la historia de un matrimonio de la alta burguesía en crisis sentimental (por momentos la película parece un apetitoso y malsano reportaje rosa -más bien negro- de un paparazzi elegante sobre el ya por entonces casi descompuesto matrimonio Cruise/Kidman), en la ciudad de Nueva York y durante la Navidad. Kubrick quiere mostrar este mundo y sus características, rascando la superficie y buceando más adentro. Es un mundo amoral y putrefacto, de sana lujuria e indecencias, pervertido y obsesionado por el vicio principal del sexo (es la película de Kubrick en la que con más fijación incide y muestra la importancia del sexo en nuestra sociedad y lo manipulables que nos hace; más todavía que en "La naranja mecánica", creo yo), dónde la recíproca infidelidad es una inequívoca y aceptada seña de identidad. Es, en efecto, el mundo del Poder.
Kubrick arranca con un integral de espaldas de Kidman -con diferencia lo mejor del film pues desprende sensualidad y sexualidad, aromática belleza, esplendor en el infinito cemento de la urbe, controlada e irrechazable lascivia-, única actriz capaz de hacer grande su personaje junto al magnífico cameo de Scorsese, dónde se configuran unos primeros veinte minutos muy buenos. A Cruise le viene gigante su papel y resulta tan anonadado y estúpido, tan mal actor, como casi siempre (sólo capaz de mostrar su sonrisa vacua, blanca y falsa).
Se apoya Kubrick en secuencias largas y logra crear un interesante clima de tensión y suspense dramático -no está nada mal la parte de la secta sexual, la secta del Poder-, al igual que utiliza una monocorde y sencilla música con un logrado ánimo desasosegante, pero en su tramo final "Eyes wide shut" muestra lo que es realmente: una historia trivial a la que se quiere dotar de trascendencia, que está muy decepcionantemente resuelta, dónde sobran diálogos y dónde se nos vuelve a quedar el amargo sabor de no haber visto del presunto genio brochazos de su divina genialidad, sino un film aceptable, hinchado y en cierta medida más caprichoso que poseedor de la tormentosa meticulosidad asociada a Kubrick, una despedida nada memorable del cine, en fin.
kafka
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