Jaime Rosales cuenta en su primera película la historia de Abel, un chico de lo más normal que bajo su capa de ordinariez aburrida (casa-trabajo-cama-casa) esconde un abismo de psicópata incontrolable... El director plantea en esta lograda obra la banalidad de lo conocido, la mentira del entorno.
Austera, esquiva de cualquier nimia tentación hacia una posible subtrama de investigación policial, enfocando todo hacia el personaje principal, un tipo pasivo que solo necesita un mínimo grupo de gente para relacionarse, contrapuesto, por ejemplo, al personaje de su novia, una chica activa, falsamente ilusionada, pero con las ganas vivas todavía. Pero ese tipo pasivo, afable y tranquilo es capaz de activarse insospechadamente hasta lo más tenebroso... Premio de la Crítica Internacional en la Quincena de Jóvenes Realizadores de Cannes.