Basada en una historia real, la de una chica de seco pero chico de mente y corazón ocurrida en EE.UU, "Boys don´t cry" sale muy perjudicada y poco aprovechada por la plana, impersonal y rutinaria puesta en escena de su directora (también autora de un guión que no pasa de correctito y del todo previsible), la cual parece querer mostrar más uno más de esos telefilms de sobremesa que una auténtica y notable película.
Ni me engancha ni me perturba el drama de una Swank meritoria pero tampoco memorable, dónde se reivindica el derecho a ser feliz siendo o sintiéndose cada uno diferente o como le parezca, así como un canto a favor de la libertad personal. Pero nunca para recordar.