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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
7
Drama. Romance Francia, 1912. Horty, un joven obrero gana el concurso anual de fuerza que organiza su empresa: el premio es un billete de ida y vuelta para ir a Southampton a ver la partida del Titánic. Durante la noche, una hermosa muchacha llama a su habitación del Gran Hotel de Southampton y le pide alojamiento. Es una camarera del Titanic: debe embarcar al día siguiente y todos los hoteles de la ciudad estan completos. A la mañana siguiente, ella ... [+]
5 de septiembre de 2006
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perdido irremediablemente entre la burda e intolerable voluptuosidad de la ¿fascinante? Valeria Marini en la deleznable "Bámbola" -un desierto- y entre la vulgar, torpe y desastrosa reconstrucción histórica de "Volaverunt" -un jardín sin flores-, el algo más que irregular Bigas Luna adaptó al cine una novela de Didier Decoin que reconstruía fantasiosamente el amor entre un sufrido obrero al que su patrón premia con ver zarpar al mítico Titanic y una camarera empleada en el barco. Luna, pues, y tras muchos traspiés, se fijó en un argumento jugoso, sencillo, que mezclaba verismo y fantasía, con el que además podía seguir apostando por constantes de su cine, solo que depuradas: fetichismo, erotismo, sensualidad, lo mediterráneo... Gracias a esta película el espectador se reecuentra con un cineasta sólido, que sabe combinar notablemente lo académico con lo avispado. La película es embaucadora, tiene una reposada narración, es sutilmente lírica y romántica (algo inusual en Luna: un maestro de lo cortante y chocante), que logra extraer lo que busca: capacidad fascinadora e implicadora del espectador, quien se inmiscuye en la preciosa e imposible historia de amor que se le cuenta, al que le llega la bendita sensualidad de la impresionante Aitana, la riqueza y adecuación de decorados y puesta en escena, la realidad de una aprovechada gran producción europea.
"La camarera del Titanic" es, por tanto, una original fábula que usa el mítico y entonces modernísimo barco como icono para crear una elegía sobre el romanticismo, los sueños, la autofabulación, el escapismo, la pasión fingida o real, el amor ya sea breve o sostenido, cierto o inventado, el deseo ya sea circunstancial o prolongado; la melancolía y lo poético fuera de lo sucio y prosaico que es lo terrenal; elegía rota cuando la realidad saca sus fauces y enturbia absolutamente la bendita ficción. Así, se muestra una faceta de Luna, ya entreabierta en sus obras previas, solo que allí había que bucear bajo la suciedad de lo contado para extraerla (¿o no es una obra maestra, un poema abierto y descarnado, pero sucio, "Bilbao"?) y aquí sale diáfana, sin equipajes ni obstáculos.
Así pues, esta película es la más sugestiva, convincente, hermosa y mejor película de Luna desde "Jamón, jamón" con distinta y por lo visto no continuada apuesta estilística (miedo me da ver "Son de mar") y con alguna maravillosa secuencia (aparte de la presencia de Aitana Sánchez Gijón) como cuando Olivier Martínez rocía con champán el cuerpo de la divina camarera inventada.
kafka
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