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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
8
Drama Asturias, principios del siglo XX. Don Rodrigo de Arista Potestad, Conde de Albrit, Señor de Jerusa y de Polán, creía saber qué era el honor. Hasta que regresó de América viejo, casi ciego y arruinado. A su llegada descubre un amargo secreto: una de sus dos nietas -Nelly y Dolly- es ilegítima, no lleva la noble sangre de su familia. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2008
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Garcí adapta la obra de Galdós en la que un viejo y arruinado conde regresa a su tierra natal para encontrarse allí con sus nietas, su nuera y conocidos. "El abuelo" es un paso más en la carrera de Garcí, cada vez más asentado y mejor director, del que es díficil recordar logros memorables (hasta la llegada de la hermosísima y admirable "You´re the one") pero todavía más díficil recordar patinazos claros. El cineasta asturiano sabe en todo momento lo que quiere y cómo lo quiere: se apega al melodrama como una sanguijuela para absorber toda la esencia de éste hasta, en ocasiones, dejarlo tan seco que pierde frescura y fuerza. A partir de aquí, aplica un estilo esteticista, pausado, academicista, cerebral, estricto, cercano y a veces dentro de la "qualité" (de ahí rachas pedantes y un abuso de la música que resulta monótono), sin duda y asumidamente manierista. Gusta de dar espacio y tiempo a sus tramas, rozando siempre el filo entre el aburrimiento y la proeza. Todo encaminado y como fin último, a lograr del espectador un compromiso con lo que está viendo para llegar a la emoción, al terreno sentimental (a veces sensiblero), al alma humana. Y eso es "El abuelo" y en toneladas: un ajuste de cuentas entre almas, rodado sin prisa, espaciosamente, de forma recreativa. No da Garcí de lleno en la diana pero logra aciertos parcialmente muy grandes, como serían, dentro de la impecable factura del film, toda la relación entablada entre el después fallecido Rafael Alonso (en su gran despedida del cine) y Fernando Fernán Gómez (unos diálogos verdaderos, que hieren y sinceran, que laten de vida cuando les está cercando la muerte) y, sobre todo, la imprescindible elección/presencia del único Fernando Fernán Gómez, sin el cual no hubiera sido posible la película. Fernán Gómez recibe un regalo con este personaje: le sirve para interpretarse a sí mismo, para autohomenajearse, para mostrar su desnudez, su mezcla desarmante de trueno y relámpago, de lluvia y sol, de carácter y corazón. Solo por ello, por tener al más grande en otro gran personaje, vale la pena la película.
kafka
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