Un director de banco (Resines), que perdiese a su adolescente hija en un incendio siete años atrás, es atracado en la sucursal, motivo por el cual va a acabar descubriendo la nada accidental muerte de su hija. A partir de entonces, y con su mujer en coma, solo tendrá como objetivo el vengarse y acabar con la vida de todos los que tuvieron que ver con aquello.
Un thriller puro y buenísimo, fundamentado en un guión sólido y clarividente, en una fusión de acción, emoción y ritmo, y en un duelo de interpretaciones/personajes contradictorios: mientras Resines es un hombre cabal y sencillo de vida tranquila a pesar de la pérdida de su hija, Coronado es un ex-policía sin escrúpulos, frío e intranquilo, al borde del precipicio siempre. Pues bien, el hombre común es capaz de metamorfearse en un ser calculador que idea magistralmente un plan para que los culpables del asesinato de su hija se devoren como caníbales los unos a los otros. Mientras, Coronado pasa de su inquietud y huida hacia adelante caiga quien caiga, a ser un tipo simple que muere dentro de un laberinto de sangre.
Una película realmente sabrosa y de género como mandan los cánones.