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Voto de iovErdÈ:
7
7,3
6.242
Drama
Durante un viaje en tren, de Sevilla a Madrid, el otoñal caballero Mathieu cuenta a sus compañeros de vagón la historia de sus infortunios amorosos con la bailarina Conchita. A partir de su primer encuentro en París, Conchita juega con la obsesión de Mathieu, haciéndolo pasar del deseo a la frustración y del amor al odio más furibundo. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película curiosa, ya que más que centrarse y trabajar en la forma para llegar a un fin, pasa directamente al fin, a la exaltación de las pasiones, en este caso amorosas. Me explico, el film en sí peca de muchas ingenuidades cinematográficas para una película con tan docto director, con tanto y tan excelsos productores y aceptable presupuesto: esas explosiones, ese color, el problema de la actriz principal, el envejecimiento tan malo que tiene. Pero al contrario, tiene esa facilidad buñueliana de generar sentimientos contradictorios y altamente pasionales y sin duda muy potentes.
Así, esa sensación de enamoramiento certero por el que pasa Rey, es totalmente tangible y lo que es más, creíble, hace daño. Al igual que la candidez y convicciones católicas-sociales, de Conchita, son creíbles incluso soportables.
Pero la película juega con los sentimientos que se van creando y destruyendo, juega con el amor y con el odio, con el perdón y la confusión, el pudor y el ardor, la frigidez y la sensualidad etc, hasta hacerte perder en ese mundo de sensaciones todas legibles y tan dolorosas, sobre todo para el que, todavía, es esclavo del amor.
La escena de Mathieu en la cancela, viendo cómo es engañado por Conchi, es terrible, y esa duda transformada en dolor, siempre queda, afecta y duele. Y la escena en la que Conchi le dice que se alegra de que no se haya matado por amor, en la que ella acepta el “sacrificio” es igualmente terrible, y lo peor, Buñuel te hace sentir las pasiones derivadas de ese capricho juego del amor, del que pocos están libres.
En suma excelente director, desde luego genio.
Así, esa sensación de enamoramiento certero por el que pasa Rey, es totalmente tangible y lo que es más, creíble, hace daño. Al igual que la candidez y convicciones católicas-sociales, de Conchita, son creíbles incluso soportables.
Pero la película juega con los sentimientos que se van creando y destruyendo, juega con el amor y con el odio, con el perdón y la confusión, el pudor y el ardor, la frigidez y la sensualidad etc, hasta hacerte perder en ese mundo de sensaciones todas legibles y tan dolorosas, sobre todo para el que, todavía, es esclavo del amor.
La escena de Mathieu en la cancela, viendo cómo es engañado por Conchi, es terrible, y esa duda transformada en dolor, siempre queda, afecta y duele. Y la escena en la que Conchi le dice que se alegra de que no se haya matado por amor, en la que ella acepta el “sacrificio” es igualmente terrible, y lo peor, Buñuel te hace sentir las pasiones derivadas de ese capricho juego del amor, del que pocos están libres.
En suma excelente director, desde luego genio.