Justi&Cia

Siempre suele decirse que el séptimo arte debe ser un fiel reflejo del momento social que bulle a su alrededor. Y digo “suele decirse” porque, a día de hoy y con el panorama social que nos rodea, aún no he visto la película española que refleje la crisis de una forma rotunda y sin miramientos. Admito que hay films que tocan de refilón el tema, tales como: “La herida” (Fernando Franco, 2013) o “Magical girl” (Carlos Vermut, 2014), pero rozar esta crisis social no me vale, necesito un film que se cale hasta los huesos de ella; y creo que no fallo si digo que “Justi & Cia” es esa película que abre la veda.
“Justi & Cia” nos presenta a Justino, un minero que cabreado con lo que le rodea y torturado por un oscuro episodio de su pasado, decide iniciar una cruzada contra el sistema que tan mal trata a la clase obrera. A partir de aquí Ignacio Estaregui nos ofrece una road movie quijotesca. Una de las grandes virtudes de la cinta en general, y de su director en particular, es la tremenda personalidad que ha demostrado para no caer en el drama lacrimógeno fácil, a pesar de contar con una historia que se presta a ello con facilidad. Estaregui ha preferido caminar más cerca de la comedia agria buscando, y encontrando, una sonrisa entrañable en el espectador antes que una lagrima sacada a punta de navaja. Y consigue sacar esa sonrisa hasta en el momento mas duro, cosa que es de mención.
Otra cosa que se presta a lo anterior es la estupenda química generada por sus dos protagonistas. Hovik Keuchkerian y Álex Angulo son los perfectos Don Quijote y Sancho Panza de nuestro tiempo; solo que estos, en vez de ir montados en caballo y borrico respectivamente, se cruzan España a lomos de una Vanette. Por cierto, es mencionar a Álex Angulo y caer en la cuenta de que ha sido uno de los actores españoles más infravalorados, por desgracia.
Obviamente “Justi & Cia” tiene sus flaquezas. Se nota que es la ópera prima de Ignacio Estaregui, lo que hace que se le vea un poco verde pero con margen para mejorar. Al conjunto le falta un poco más de cohesión, la cual hubiera concedido más verosimilitud al producto en general. Seguramente esto venga derivado de lo planos que resultan los personajes secundarios en general, y fruto de lo roboticos que resultan los secundarios hay momentos del film en los que el realizador zaragozano intenta ponerse sentimental, pero por desgracia de los robots no se puede extraer sentimientos.
En fin, son pequeños detalles que no evitan que “Justi & Cia” sea una película que desprende rabia y supura inconformismo. ¿Será Ignacio Estaregui el realizador comprometido del futuro?...