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Alguien voló sobre el nido del cuco

Drama Randle McMurphy (Jack Nicholson), un hombre condenado por asalto, y un espíritu libre que vive contracorriente, es recluido en un hospital psiquiátrico. La inflexible disciplina del centro acentúa su contagiosa tendencia al desorden, que acabará desencadenando una guerra entre los pacientes y el personal de la clínica con la fría y severa enfermera Ratched (Louise Fletcher) a la cabeza. La suerte de cada paciente del pabellón está en juego. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 251
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2016
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Antes de ver la película, cualquier persona se imagina el papelón que hace Jack Nicholson, porque es un rol que le va al pelo.

Los primeros minutos pasan un poco lentos, en la que la ilusión empieza a despertar por momentos. La imagen de Jack entrando en el centro activa las ganas, y cuando conecta con la primera sesión de terapia la mente ya está en un mundo paralelo de locura.

La película está tan bien hecha que te hace entrar de verdad en un centro psiquiátrico, y te hace sentir lo que siente Jack. A medida que pasa el tiempo sientes ya la fuerza de Nicholson en tu cuerpo, conjugada con la ironía y las risas que, de manera muy lograda y acertada, provoca la película.

Una sucesión de escenas cada una mejor que la siguiente en la que el tiempo se pasa volando, quién sabe si sobre el nido de un cuco.
Enri
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30 de junio de 2017
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No se asusten, queridos y muy bienvenidos lectores rojiblancos: la directiva atlética no ha cometido recientemente ninguna de sus habituales barrabasadas que nos mandan de vez en cuando al muro de las lamentaciones; además, recuerden que esto va de cine, así que aparcamos el balón hasta cuando toque Evasión o Victoria. Lo del indio va en sentido literal: es un indio de verdad, de los norteamericanos, de esos enormes con melena lacia de pelo negro. Y sale en una de las últimas escenas de la película, y tiene su importancia y su significado y todo eso. Pero no se preocupen, que hasta ahí puedo leer, no les voy a chafar el final. Asuman este arranque como un intento de licencia literaria: a poco que se hayan dedicado a juntar letras sabrán lo difícil que es dar con un título medianamente aceptable.

Y no se lo destripo porque aconsejo que se pasen por su videoclub o su biblioteca de guardia, o si son gente pudiente directamente acérquense a una buena tienda, y háganse con un ejemplar de este buenísimo filme. Que no sólo lo digo yo, ¿eh? Que entre el rosario de galardones que se ha llevado, de esos trofeos que entrega la gente que dice que sabe, hay estatuillas para montar un todo a cien: sin contar candidaturas, tenemos seis BAFTA de la Academia británica, otros seis Globos de Oro, premios de las asociaciones y sindicatos de Actores, Editores, Directores, Guionistas y Críticos, casi una decena de laureles menores, condecoraciones en países tan dispares como Alemania, Francia, Italia, Suecia, Japón o hasta España, e incluso ya puestos, un Grammy por la sutil banda sonora que se sacó de la batuta el maestro Jack Nitzsche. Bueno, y también cinco Oscars. Que ya sabemos cómo se las gastan los yanquis, pero en este caso, aun sin conocer a las rivales, parece que acertaron y todo.

Uno de esos Oscars, a lo mejor el más merecido, es para Jack Nicholson (R.P. McMurphy), posiblemente el actor protagonista que más divertido es capaz de ser, y a la vez el que más miedo es capaz de dar sólo con una mirada. Imponente también, e igualmente condecorada, la mala malísima del cuento, la terrible enfermera Ratched a quien da vida Louise Fletcher. No menos destacable, aunque no se llevara monigote dorado, es la actuación de ese pequeño gran hombre llamado Danny DeVito (Martini), quien en este papel secundario, puede que uno de los pocos de su carrera que en rigor no fueran cómicos, logra mantener el nivel del drama regalando de vez en cuando momentos impagables de risa. De hecho, en general todo el reparto está brillante, pero si nos ponemos a enumerarlos no nos da tiempo a hablar del director, el checo Miloš Forman, quien consigue sacar el máximo de los intérpretes, muchos de ellos desconocidos hasta este rodaje. Bien es cierto que el guión ayuda: se trata de una historia que engancha, extraña hasta límites desconcertantes, de lo más increíble si se analiza en frío pero que, tal como está contada, parece lo más natural del mundo.

¿Por qué, entonces, pese a tanta alabanza no le cae la estrella que le falta? Un crítico documentado alegaría motivos serios y meditados, como por ejemplo que la fotografía es correcta, sin más, o que aunque luego mejora y engancha sin contemplaciones, el ritmo en los primeros minutos se hace algo lento. Yo me he buscado una razón más prosaica: en 133 minutos de cinta, que cierto es que se hace más corta pero no dejan de ser dos horas holgadas, no hay una sola referencia que aclare a cuento de qué ese título, que si se cambiara por cualquier otro nadie notaría la diferencia. Vale, luego se pone uno a investigar y resulta que es una frase sacada de la novela original, en una escena que el director decidió no rodar. Pero estarán conmigo en que la misión de un espectador medio no es ponerse a investigar, ¿no?


Otras críticas de películas en http://espectadormedio.blogspot.com
El espectador medio
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23 de julio de 2017
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McMurphy huele mal de vez en cuando, como todos.

Si te acercas un poco percibirás el sudor rancio y desgastao dibujado en sus axilas, cayendo todo pegajoso por su espalda mojada. Como todos.

A un palmo de su rostro no te extrañe cuando exhale el hedor de su mal aliento. Como todos.

Y tal que así que me acerco. Y le doy la mano. Y lo abrazo. Y le digo que le quiero.

Por otro lado, McMurphy tiene su buen punto de miserabilidad, mentirosillo de los que siempre parecen salirse con la suya; claramente con más cara que espalda y macarra de la peor calaña, embaucador y mentiroso que la flipas, muchas veces muy egoísta McMurphy no se corta. Como todos.

Y tal que así que me acerco. Y le doy la mano. Y lo abrazo. Y le digo que le quiero.

"¿Por qué?" me preguntas. Ahí va mi PORQUE:

Ya sabemos que McMurpfhy no es trigo limpio. Como todos.
Y un día como pudiera haber sido otro cualquiera McMurphy patinó. Como todos.
Y lo pagó. Como todos.
En vida. Como todos.
Y la sentencia fue de cadena perpetua. Como todos.
En una puta celda. Como todos.
Y se encontró amigos de distinta clase y condición. Como todos.
Y lo sufrió como todos.
Y se rió como todos.
Y se enfadó como todos.
Y se hizo un mejor amigo como todos.
Y quiso escapar como todos
Y no le dejaban. Como todos.
Y gritó. Como todos.
Y nadie le escuchó. Como todos.
Y volvió a gritar. ¿Como todos?
E insistió tanto como su coraje y desgastada voz le permitieron ¿¿Como todos??
Y los que le querían empezaron a tenerlo más en cuenta.
Y los que le odiaban... pues como que también empezaron a tenerlo más en cuenta... Como todos.

Y distraidillo el mundo andaba cuando McMurphy empezó a convencer a los que le querían, y a alarmar a los que le odiaban.
Pues, presta atención, McMurphy decía que él estaba ahí porque ÉL quería. "Como todos".
Y que cuando quisiera cogería y se iría. ¡¡Como todos!!
Pues para salir SÓLO había de realizar lo IMPOSIBLE, ni más ni menos. Como todos.

Y bueno, tampoco se asustaron mucho, pues McMurphy estaba ahí precisamente por loco, a los ojos de todos. Pues todos, cuerdos y locos, sabemos y no dudamos de que McMurphy está loco.
Pero claro, al verlo ahí en su celda tan a gusto y tan feliz, segurísimo de que marcharía cuando le viniera en gana, pues decidieron darle un escarmiento... Por si las moscas, como a todos. Porque bueno, seguramente que este novedoso pero abstracto instrumento llamado ESPERANZA pudiera ser sólo una simple patraña para los locos ilusos que piensan que existe vida más allá de sus muros. Pero siempre mejor prevenir que curar, todo bien amarrado y ases en la manga, no fuera que la dichosa esperancilla fuera contagiosilla y por un tonto descuidillo se les fuera el negocio a tomar por culillo.

Y bueno pues eso, ¿por donde iba?
Ah sí!
Que fue más o menos por ese entonces, azares de la vida -¿eh?- cuando empezaron a minar toda su moral de poco a poco. Como a todos.
Y tuvo sus ralladas. Como todos.
Y se recuperó. Como todos.
Y se volvió a caer. Como todos.
Y se volvió a levantar. Como todos.
Y a los mandamases ya se le hincharon.
Y le metieron una de las jevis en forma de corona de espinas electrocutacerebros.`

Pero resultó que McMurphy los tenía bien puestos, y no se rindió, y siguió y siguió y siguió... Y gritó y sollozó y pataleó... Hasta que un buen día, como otro cualquiera oh sorpresa dolor campos de soledad mustios collados, que en un abrir y cerrar de ojos el bueno de McMuprhy adoptó un gesto de impasible sabiduría hacia lo que ante él se veía, que ni la poesía explicaría... Celda ABIERTA.

Ante semejante estampa, ante tal acontecimiento, tan poco habitual, tan fuera de lo común, de tan inabarcable magnitud, de inexplicable e ilimitada envergadura, árido desierto todo virgen nunca transitado abriendosete sus puertas de par en par hacia el terreno de la verdadera libertad infinita gozosa absoluta por primera vez auténtica, con un renovado McMurphy ahora sonriente y embriagado de la más sana y orgásmica curiosidad ocurrió que...

...Pues eso, que ya sabéis como acaba la peli. Y si no la habéis visto pensad en como acaban todas las vidas, las de todos. Eso es. Como todos. ¿Como acaba McMurphy? Como todos.
Pues McMurphy no es bueno ni malo, es como todos. No es listo ni tonto, es como todos. No es cuerdo ni es loco, es como todos.
McMurphy es como tú, pues es como todos.
McMurphy es como yo, pues es como todos.
McMurphy no está bien ni está mal. McMurphy está como estamos todos. McMurphy SÓLO esta SOLO. Muy solo. ¡Solo! ¡Solo! ¡Solo! Como todos. Helpless. Desamparado... Como todos, desamparado sí.

Y ahora sí que sí. Ahora sí que está en tus manos, hacer lo imPOSIBLE por ayudarlo. Tan DIFÍCIL como acercarte y darle la mano. Y abrazarlo. Y decirle lo mucho que lo quieres, con toda su miseria y sus sudores, que también son los tuyos. Dejareis de estar sólo solos. Empezareis a estar todo juntos. Compartiendo el impulso más profundo y elemental de vuestras almas. Que no es otro que el de la felicidad humana, o lo que es lo mismo -ya que como la felicidad individual es del todo inviable- la felicidad de dos, que es la fórmula más sencilla del amor. Porque, como dice Quintero, y los que algo sabemos, "Aquí, o nos salvamos todos... O no se salva ni Dios".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rents_Boy
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13 de octubre de 2017
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Nos encontramos con un Jack Nicholson que rompe los moldes, un protagonista inmoral, un violador que finge padecer un trastorno mental para evitar la prisión. El molesto clima de tensión, combinado con toques de humor, junto con unos muy bien construidos personajes y un magistral final son los elementos que hacen de éste un notable filme. Desde mi punto de vista le falta dinamismo, se denota una lentitud a lo largo de toda la película, aunque en ocasiones esto favorece el clima de tensión.
buquet
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26 de noviembre de 2019
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Alguien voló sobre el nido del cuco es una cinta que marcó un antes y un después en el cine. Con un guion rimbombante y unos diálogos sencillamente brutales, el film consigue una representación perfecta de la locura. Nicholson, inmejorable, encarna a McMurphy, un granuja que se interna en un psiquiátrico con tal de evitar la cárcel. Lo que él ignora es el proceso conceptual, psicológico, de liberación y (in)humano que experimentará -manteniendo siempre su esencia rebelde- en el centro hospitalario.
danillobet
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