Papá por sorpresa

Pagaría por ver una pelea a muerte entre mis actores más odiados: Steven Seagal y The Rock Johnson. Me parecen a cual más patético. En el caso del protagonista de esta película, da vergüenza ajena ver como lo exhiben como si de un oso del circo se tratara: "mira, aunque es enorme, sabe bailar"; "mira, sabe poner muecas"... No me quiero ensañar porque, al fin y al cabo es para niños...

Sin pretensiones, cumple lo que ofrece.
No los engañaré, es justamente lo que parece, una película dirigida al público infantil del sexo femenino, primordialmente, pero con suficientes elementos para que sea pasable para el resto de los espectadores. La cinta, titulada en México “Entrenando a papa”, muestra todos los giros argumentales esperados para el género. Midiéndola desde esa perspectiva cumple con lo que promete: cursilería, “girl power”, triunfo del espíritu sobre las adversidades, abnegado sacrificio por amor y el sueño de toda niña, cambiar a papa, para que les preste más atención. No es que todo esto sea malo, pero el presentarlo empaquetado en empaque Disney, lo hace un producto edulcorado artificialmente, con pseudos valores que resultan en el mejor de los casos insuficientes para darle al film el valor de moraleja. Aceptable para sus niñas y adolescentes, insufrible para las demás edades.

Apruebo esta típica película americana, pero con poca nota. Es para ver un domingo por la tarde en casa, tumbado en el sofá, cuando no tienes nada que hacer. No está mal, pero no aporta nada original a todas las historias ya conocidas por todos en las que hay un personaje que parece malo pero que al final se descubre que tiene su corazoncito, para que la sala de cine llore y se emocione absurdamente.
Hasta conmigo lo consiguió... Supongo que ese día estaba sensible, porque volví a verla y me di cuenta de que era bastante sosilla.

Tan pronto acabamos de ver esta cinta de Walt Disney podemos comprobar que tan pronto termine, no existirá decepción pues aparecen los 3 fundamentos más importantes de Disney: fantástica, bonita y final feliz.

Con esos tres elementos podremos ir poco a poco sumergiéndonos en el filme propiamente dicho. El papel por el cuál ha sido encomendado para su reparto Dwayne Johnson es ideal para su persona: un hombre atlético y culturista, que tenga antecedentes de dicho deporte (una lesión le apartó de ser un profesional) y que tenga apariencia del típico deportista que lo único importante es él, sin preocupaciones. No deja de sorprenderme cada vez que lo veo actuar, el como me hace recordar a diversas personas que están cerca de mi entorno un cambio semejante. De como un ser tan egoísta, superficial y sobre todo con mucha suerte puede tras una mala noticia cambiar de forma tan rápida y abrumadora a alguien a quien está acostumbrado a ser de una forma.

Por otra parte el papel de la hija del protagonista me parece increíble, mantiene momentos de drama y comedia con una facilidad abrumadora e increíble. Pues resulta muy sencillo acabar con una "mala racha del padre" y hacer que se centre en prioridades importantes y no pasajeras.

Un filme al que muchos padres deberán de ponerle a sus hijos y para que así surja otra película más que le sirva para su infancia y niñez.

Sólo si la ves en familia, con niños entre 4 y ocho años, de lo contrario es mejor no verla.
Pese a todo, tiene algunos momentos que se hacen sonreír, otros más ñoños, otros algo bochornosos por lo malos que son.
A ratos se hace larga y parece que no acaba nunca y, a ratos, pese a que predices cada cosa que va a suceder te acaba gustando un poco.
Cine familiar puro para un domingo después de comer.