La maldición del escorpión de jade

A Woody Allen le debemos mucho. Asocio su nombre con un género concreto, la comedia. Es un seguro de vida moviéndose por esas lindes. Aunque haya demostrado con creces que es un maestro en el tejido de historias con un mayor calado dramático, véase, por ejemplo, la magistral 'Match point' (2005), el legado del Woody cómico será sempiterno.

En su cita anual con su público, allá por el 2001, el polifacético neoyorquino nos brindaba esta mágica comedia de título tan inspirado: 'La maldición del escorpión de jade'. El protagonista era interpretado por él mismo, encarnando a un detective de una agencia de seguros al que la vida le iba de fábula hasta que conoció, en plena ola de racionalización (sí, allá por los 40 ya se usaba el término), a una nueva compañera/superior, Betty Ann Fitzgerald, interpretada por una actriz a la que uno ve menos de lo que desearía en la gran pantalla, la brillante Helen Hunt. A ellos se les unían, en labores de reparto, uno de los cazafantamas más carismáticos de los ochenta, el bueno de Dan Aykroyd, y la sensual Charlize Theron.

¿La historia? Enredos a tutiplén, marca de la casa, envueltos en un contexto maldito y ladronzuelo. Allen es un maestro diseñando circuitos sentimentales tan enrevesados como brillantes, disfrutando el espectador en tan volátil recorrido. Además, el perfil de los personajes es completo, gozando así con la caricatura y la desvergonzada actitud brindada a los mismos. A todo ello se le añaden unos diálogos chispeantes y alocados, junto con la mecha que enciende tan disparatado divertimento: una hipnosis en base a dos palabras (Constantinopla y Madagascar).

En fin, estamos ante un producto de calidad. Una obra que, sin ser maestra, atesora buen gusto por la comedia sana, consiguiendo transmitir esa cualidad tan escasa en la cartelera actual: la gracia espontánea. Un lujo.

La maldición del escorpión de jade de Woody Allen, es una comedia basada en un investigador de una compañía de seguros de los años 40. Dirigida con un ritmo vigoroso y ligero, y al estilo habitual y propio del director, es admirable y maravillosa por cumplir ampliamente como comedia, ya que su humor ingenioso y dicharachero es capaz de atrapar no solo a sus seguidores, sino hasta al cinéfilo más exigente. Realizada de manera inteligente y arrolladora, tiene un resultado divertido y diligente que ameniza y engancha en su visionado.
La fotografía, está llena de detalles evocadores a la época narrada, con imágenes idóneas y decorativas que son espléndidas y agraciadas, obteniendo un producto vistoso y llamativo. La música de jazz, es usada al principio y al final del film como habitualmente hace el director, y el resto de la cinta tiene sonidos encantadores y exquisitos con melodías inspiradoras y rítmicas. Y los planos y movimientos de cámara, usa con acierto el avanti, retroceso, generales, seguimiento, travellings y cámara en mano en un sobrio y capacitado trabajo técnico.
Las actuaciones, son relucientes y señaladas en un apropiado elenco de caras conocidas. Con Woody Allen remarcable y clamoroso en su papel cómico habitual, Helen Hunt íntegra y manifiesta, Dan Aykroyd correcto y eficiente y Charlize Theron sensual y seductora. Siendo oportunos los acompañamientos de Brian Markinson, Wallace Shawn y Elizabeth Berkley entre muchos otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones elegantes y distinguidos a la época en cuestión, al igual que los impecables decorados que complementan una soberbia dirección artística.
El guion, escrito por el mismo director es atractivo y sustancioso, ya que está argumentado de modo original y absorbente, consiguiendo ser hilarante y jocoso en determinados momentos, y excelente e irresistible en líneas generales, ya que tiene detalles geniales que entretienen y agradan su visionado. Gastando unos diálogos ocurrentes y perspicaces, que son usados con sarcasmo y mordacidad en el constante enfrentamiento verbal de los protagonistas.
Para finalizar, la considero una obra esencial en la filmografía cómica del director, ya que es divertida y agradable de ver, llegando a ser impecable y fantástica, cumpliendo notablemente con las expectativas de sus seguidores y del público en general. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, música, fotografía, vestuarios, decorados y diálogos que vuelven a La maldición del escorpión de jade, en un film imprescindible y de diversión asegurada, que gustará a los buscadores de comedias perspicaces y bien elaboradas.

W. Allen entró en el siglo XXI más delgado, con menos pelo y las malas lenguas aseguran que también más bajito.
Pero con el mismo ingenio de siempre, con desparpajo renovado y subido en el tren del celuloide con billete de primera clase después de cuarenta años pisando los platós.

Cuando se descubre que los acontecimientos fluyen con naturalidad y se asume que nadie se bañará dos veces en el agua del mismo río, ya no hay vuelta atrás.. La eclosión del thriller divertido es una realidad que llegó en su momento a las carteleras con la intención de quedarse para siempre.

El escorpión de jade sólo tiene una maldición: el espectador desea que la película no termine nunca.
Pero sabe que eso no es posible.

Escrita y protagonizada por el propio genio neoyorkino, esta película es para mí una de las destacadas de su brillante y extensa producción.

No especialmente bien recibida ni por la crítica ni por el público, presenta algunas de las marcas de estilo de su director (la conexión entre el mundo real y el de ficción, el protagonista que es tan consciente de su inteligencia como de su falta de atractivo físico para las mujeres), y destaca, como siempre, el perfecto trabajo de Juliet Taylor como directora de casting.

Con unos diálogos muy ingeniosos reforzando el brillante juego de opuestos de Allen con Helen Hunt (siempre un seguro) y con Charlize Theron (deslumbrante), la película es muy entretenida, ingeniosa, irónica y cautivadora, además de atractiva visualmente gracias a un diseño de producción que nos traslada a 1940. La historia es muy original y está bien desarrollada. Merece mucho la pena.

Divertidísima comedia de Allen, con una genial Helen Hunt (su mejor papel desde Mejor... Imposible). La película es sugerente, con una demencial banda sonora y algunos gags memorables.