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El pianista

Drama Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
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Críticas 267
Críticas ordenadas por utilidad
29 de abril de 2008
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver la película con una predisposición muy negativa ya que, a pesar de haber oido tantos elogios sobre el filme, no dejaba de ser Polanski, ese tipo que destrozó El club dumas con su novena puerta aun gozando de la inestimable colaboración del gran Juanito Profundo. He de añadir además, que todo film ambientado en el holocausto automáticamente genera en mí un importante rechazo, ya que suelo pasar un mal rato y acabo muy afectado.
Y así fue, transcurridos unos 45 minutos de película tuve que pausarla para leer el jueves y tratar de quitarme esa mezcla de odio, tristeza, desesperanza e impotencia; di un paseo tratando de inspirar con más fuerza que nunca dosis ingentes de autoengaño para tratar de quitarme de la cabeza que todo aquello realmente sucedió...

Es cruda, al menos la primera hora de proyección; hay muchas escenas(*) difíciles de digerir ante las cuales la impasibilidad es una utopía. También he de decir que son necesarias, ayudan al espectador a situarse, y considero que no se llega a extralimitar, se mantiene en un punto relativamente moderado a la hora de filmar las escenas violentas, lo cual es de agradecer.

La historia es profundamente conmovedora, tratada con una objetividad magistral, sin caer en el sensacionalismo, transcurre ágil y entretiene, sabe mantener la tensión en vilo a lo largo de los 140 minutos que dura. No te vas a dormir viéndola por mucho sueño que tengas. La fotografía es brutal(**) con escenas para la posteridad. Adrien Brody borda lo imbordable, hace el papelón de su vida, y no precisamente poniendo "cara de nada" como he leido por ahí, sino transmitiendo la angustiosa soledad que roza la locura y que sume al espectador en una creciente desesperación paralela a la del protagonista, y eso la cara de circunstancia no lo hace.

Transmitir, transmitir y transmitir, es lo que hace el duo Polanski-Brody, y si encima lo complementas con excelentes sinfonías al piano lo que ocurre es que la estabilidad emocional del espectador pende de una fina hebra de cristal capaz de romperse en mil pedazos al más leve susurro.

Brody sobrísimo al piano, ¿este tio ha sido pianista de verdad? porque los gestos, la cara, los movimientos... son auténticos.

Magistral festival de sensaciones, sujétense a esta montaña rusa en la que sus entrañas sufrirán de lo lindo, y lo más gracioso es que cuando acabe, no sólo se alegrarán de haber subido, sino que además lo agradecerán profundamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yerro
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8 de septiembre de 2008
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien no recuerda las aburridas clases de historia que alguna vez todos tuvimos que soportar. Un servidor se declara entusiasta de la historia (sobre todo de la Edad Antigua). Me declaro un ferviente seguidor de las cultura romana y griega ¿pero y la Edad Moderna? ¿qué nos han contado de la segunda guerra mundial o de nuestra guerra civil? sin duda estos temas parecen tabús en nuestros centros de enseñanza secundaria. Temas prohibidos diría yo.

La obra que me presto a analizar es toda una clase de historia en imágenes. Una clase de las buenas. Conducida por un excelente profesor como es Polanski. La clase nos mostrará lo que realmente ocurrió, no tendremos que imaginar o tirar la bolita de papel a nuestro compañero de aula en señal de aburrimiento. Se nos dirá como se trataba a los judíos, como se ninguneaban sus costumbres, como se les vejaba (haciéndoles bailar por simple diversión) también se nos mostrará como muchos eran fusilados, maltratados o condenados a trabajar sin apenas reponer sus fuerzas con unos alimentos que eran escasos.

Ya llevamos media hora de clase (película) y esta asignatura me está gustando mucho, veo que voy a aprender mucho hoy. Veo como los judíos se diferencian con la cruz del resto, como son apartados por los nazis de las aceras por el simple hecho de no pensar igual que ellos. También puedo apreciar el temor de esas gentes, su desesperación, su unión familiar ante la adversidad. Ellos saben su final, saben que nada bueno les deparará su destino. Están solos, hundidos y ultrajados.

La clase sigue su curso, estoy disfrutando de una gran fotografía, unos planos inteligentes que nos muestran todo lo que sucede a nuestro alrededor. Los primeros planos son excelentes dan una muestra de la crueldad e indecencia de la situación. Los rostros de los personajes nos muestran el dolor, el miedo la indignación. Se nos muestra la lucha de un pueblo ( el judío) desde el punto de vista de un hombre solo y degradado. Un día un gran pianista hoy solo en el mundo.

La clase está terminando, está siendo muy instructiva e ilusionante, me doy cuenta del gran profesor que tengo ante mi (Román Polanski), su trabajo es genial, digno de su premio, un guión magistralmente concebido, retratando con dureza lo que verdaderamente ocurrió, sin ocultar nada de la realidad, me siento libre en esa clase, me están contando la verdad. También puedo destacar a la persona de la cual mi profesor se sirve para contarnos su historia (Adrien Brody), también a el le debemos reconocer su gran mérito. Excelente actuación el oscar más merecido de los últimos años. Su personaje me hizo comprender mejor lo ocurrido, me hizo sentir compasión de esa gente, me mostró la crueldad humana y me planteo una pregunta ¿por qué?

La clase ha finalizado estoy triste ante lo que acabo de visionar. Pero feliz por la gran exposición de este profesor, que nos ha contado los hechos tal y como fueron. Sensacional y emotiva película, una de mis favoritas.
culeman
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26 de julio de 2006
60 de 110 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine ha recurrido con frecuencia al horror y la barbarie del nazismo como fuente temática de inspiración. Con “El pianista” el director polaco Roman Polanski realiza un personal ejercicio de catarsis de los recuerdos y los hechos que marcaron de forma dramática su infancia. A pesar de la buena acogida de público, el reconocimiento de la crítica y la bendición de la industria cinematográfica, en especial de un Hollywood entregado que no dudó en premiarlo con tres oscars de la Academia, el film no acaba de funcionar, salvo momentos puntuales de la primera mitad, decepciona y muestra todas las carencias de un trabajo en parte fallido y evidentemente sobrevalorado. Polanski desaprovecha un excelente material de partida lastrado por un guión irregular que nunca encuentra el tono justo, un dibujo lineal, esquemático y pobre de los personajes y una realización excesivamente plana que hace naufragar el relato de la terrible peripecia vital del concertista de piano judío Wladyslaw Szpilman -un inexpresivo y vulgar Adrien Brody- para sobrevivir en el ghetto judío de Varsovia durante los años de la feroz represión nazi. El vacilante pulso narrativo de Polanski, que no encuentra jamás el ritmo ni la precisión adecuadas no consigue que los espectadores nos identifiquemos con la angustia de ese personaje amorfo y egoísta que deambula por la pantalla a lo largo de más de dos horas de metraje sin transmitir ninguna emoción y por el que no sentimos nada. La manifiesta incapacidad narrativa de Polanski, quizás falto de una perspectiva más neutral, nos deja fuera de este denso drama humano que percibimos como algo lejano y ajeno a nuestra sensibilidad. Lo que sin duda podía haber sido un lúcido y introspectivo descenso al horror, la sinrazón y la locura de la conducta del ser humano se trasforma, en manos de Polanski, en indiferencia y falta de implicación emocional aun en aquellos momentos de brutalidad y crueldad extrema que nos tendrían que encoger el corazón y sólo en muy contadas ocasiones él film remonta el vuelo y ofrece aquello que se podía esperar de el, entre las que destaca sin duda ese momento mágico y bellamente conseguido en el que la sublime belleza de las notas de un piano sirve de perfecto contrapunto a la presencia silenciosa, serena y derrotada de un culto y sensible oficial alemán que en ese instante de lucidez toma plena conciencia del nivel de degradación moral al que ha llegado Alemania como país y el mismo como ser humano.
Film impersonal al que el juez implacable que es el paso del tiempo pondrá en su lugar.



Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 26 de julio de 2006
Harry Lime
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23 de febrero de 2007
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Polanski reconstruye con hermosura el espanto" nos dice Carlos Boyero - disculpe que tenga la osadía de citarle - y yo me pregunto ¿Como puede reconstruirse el espanto y además hacerlo con hermosura?.
Porque, para mi, el espanto es espanto y nunca puede ser bello. Y el holocausto judío, nos lo cuenten como nos lo cuenten fué espantoso, horrible, abominable y quienes lo hicieron posible son absolutamente indignos de ser llamados personas.
Digo esto pero también digo que la película me ha gustado. Y me ha gustado mucho. Pero, dejénme que le ponga un pero... , solo uno, es demasiado dura. Y ustedes dirán probablemente: "No es malo que sea tan dura, así nos impacta mucho mas, así nos hace ver las cosas como realmente fueron... Lo que allí pasó fue duro, cruel, inhumano y no milongas..."
Si, tienen razón, pero miren...tanta dureza me impide disfrutar un tanto de escenas impresionantes y especialmente en mi retina se han fijado dos:
Unas manos sobrevolando el teclado de un viejo piano pero sin ni siquiera rozarlo para no romper un silencio que significa la vida y unas manos tocando y rompiendo el silencio de una mansión en ruinas bajo la atenta mirada y los oídos atentos de un oficial alemán...
La sensibilidad no sabe de svásticas.
Y es por eso que me duele tanta dureza - ojo, sé bien que la hubo y más...- porque estoy plenamente convencido que habría buenas gentes en ambos lados.
Y me viene a la memoria la escena del soldado (en Sin Novedad en el Frente) pidiendo perdón al soldado enemigo al que acaba de matar)
Adrien Brody, genial, la música genial, la fotografía genial ( el camino entre la ciudad en ruinas es sobrecogedor)... Todo genial... Todo fué duro...
Gracias Polanski por acordarse de aquellos alemanes a los que conmovían las notas maravillosas de un piano.
FATHER CAPRIO
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23 de marzo de 2009
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El pianista es una de las películas que refleja con mayor exactitud una situación tan dramática como la dada en la segunda guerra mundial y más concretamente el holocausto judío. El pianista se desmarca de todas esas películas que ofrecen la visión bélica del conflicto y se centra en la faceta humana a través de un pianista, que gozará de ciertos privilegios por su posición con respecto a sus allegados pero que sufre igualmente las horribles condiciones infrahumanas del contexto en elque se encuentra.
La película está bien rodada y todo es muy realista, con la crudeza necesaria para mostrar una realidad que existió pero sin sobrepasar la línea de lo inapropiado, siendo visionable también para aquellos que gozen de especial sensibilidad de cara a este tipo de films (que no son pocos), aunque tenga más de un momento duro durante su metraje.
La música es inexistente excepto cuando el pianista toca sus canciones, lo cual da una especie de sensación de documental muy curiosa haciendo que olvidemos que estamos viendo una película. Las dosis de dramatismo son lo suficientemente grandes como para no necesitar de una música que conmueva de más al espectador, el cual se verá sorprendido en ás de una ocasión ante lo que ocurre por la ausencia de una música introductoria.
Las actuaciones son muy buenas, aunque quizá se eche un poco más en falta mayor empatía o melancolía por parte del protagonista hacia su familia. Además, los saltos temporales son demasiado convergentes y por ello el espectador se sentirá perdido en lo que al tiempo se refiere, acabando por no saber cuanto tiempo ha pasado entre hecho y hecho.

Con sus más y sus menos, es innegable que el pianista es una de las películas que mejor reflejan aquel desagradable episodio de nuestra historia, centrándose en el pueblo y dejando de lado cuestiones gubernamentales o militares en una cinta con una duración más que apropiada. No cabe duda de que Polanski es todo un director de orquesta, que sabe como mezclar melodía, armonía y ritmo.
NeoJ
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