Sin fin

Maravillosa historia, ópera prima de los hermanos Alenda, si por algo me gusta ver óperas primas, es por lo que me acabo de encontrar, una película hecha con alma.
Te atrapa de principio a fin, una historia de viajes en el tiempo, sin tener la sensación que sea irreal, si no, que te aproxima de forma muy cercana a una realidad existencial en las parejas de hoy día, ese olvido, la conformidad quizá, la comodidad, el egoísmo de pensar en uno mismo, todo eso puedo enfermar de la peor manera y sin retorno, pero para eso está hecha esta película, para si que exista ese retorno, lo cual te enseña a rectificar antes de que sea demasiado tarde.
Los hermanos Alenda tienen su propio sistema de rodaje, que confían plenamente en sus actores y les dejan esa cierta libertad para poder expresar de la manera más visceral posible y eso es algo que se palpa mucho en el ambiente.
Que decir de los dos actores, Maria León le favorecen mucho los personajes dramáticos, los defiende a la perfección, desde el realismo absoluto y Javier Rey, ha estado espectacular jugando en las dos líneas de tiempo.
Sinceramente me ha gustado muchísimo, la he disfrutado.

Para hacer una buena película, en realidad, hacen falta muy pocas cosas si se tiene inteligencia. Quizás por eso cada día me siento más lejano de las grandes producciones y mucho más cercano a mi cine, el de las pequeñas películas que suplen con originalidad y sensibilidad su carencia de medios. “Sin fin” es un gran ejemplo de ello, porque se sostiene gracias a un guión tremendamente original e imaginativo (que mezcla con un acierto inusitado el drama romántico, la ciencia-ficción y la “road movie”) y a una portentosa fuerza de la naturaleza que responde al nombre de María León y que es la razón de ser del film de principio a fin.

Los hermanos César y José Esteban Alenda nos proponen un viaje por los distintos momentos del amor a través de una doble narración paralela que combina, a través de una imaginativa forma de plantear los viajes en el tiempo, un presente lleno de amargura y desengaño junto a un pasado en el que la pareja protagonista se conoció y se enamoró, cuando todo consistía en disfrutar de la luminosidad de una relación sentimental incipiente.

La fórmula argumental, firmada por los propios hermanos Alenda, es ciertamente imaginativa y muy bien planteada porque, a pesar de su premisa alambicada, el guión no pierde coherencia en ningún momento y sabe acompasarse siempre a una fantástica dirección de fotografía de Ángel Amorós y una partitura original perfectamente funcional que firma Sergio de la Puente, trufada además de varios temas de pop en castellano que funcionan muy bien como parte de la trama.

Pero, a pesar de todo ello y de que Javier Rey resulta muy solvente en su doble papel protagonista, todo cede ante el pilar absoluto del edificio, ante una MARÍA LEÓN soberbia que sabe otorgar un poso depresivo y melancólico a su personaje del presente con la misma sabiduría que llena de luminosidad la pantalla en la parte del pasado. Un recital interpretativo de la actriz sevillana de esos que no hay suficientes ovaciones que lo agradezcan en su justa dimensión. Tampoco esperaba menos de ella.

Durante esta cuarentena los directores de la película la han puesto en manos del público mediante un enlace y la verdad es que tuve la suerte de hablar con ellos y aparte de que son majísimos, la películas es increíble.

Terminé con alguna que otra lágrima, me dió mucho qué pensar, nos dejamos las cosas que queremos de verdad descuidadas. Aunque también tengo que decir, que se me hizo un poco lenta al principio pero valió la pena terminarla.

Por supuesto, María León y Javier Rey, impresionantes como cada trabajo que hacen.