Los amantes habituales

Es cierto que un fenómeno tan trascendente para entender la historia contemporánea como el Mayo Francés no cuenta con toda la filmografía que merecería. Pero también lo es que “Los amantes habituales” de Philippe Garrel no es la mejor obra rodada al respecto. Ofreciendo mucho menos de lo que promete “a priori”, esta extensísima cinta de casi 180 minutos de metraje ofrece la visión personal y vital de unos jóvenes que en 1968 creyeron poder cambiar el mundo y que tuvieron que reconocerse fracasados con posterioridad cuando constataron que no fue posible. Para el acercamiento a esa temática histórica, prefiero “Soñadores” de Bernardo Bertolucci, cineasta citado en esta película curiosamente.

Rodada en un blanco y negro intencionadamente añejo y de textura visual dudosa por William Lubtchansky, la película de Philippe Garrel pretende ser coral para asomarnos a la vida y el pensamiento de un grupo de jóvenes en plena revolución callejera en las calles de París. Dos de ellos, François y la joven Lilie se enamoran y comienzan una relación sentimental que terminará siendo afectada por el ambiente revolucionario e intelectual en el que se mueven, donde todas las convenciones están en tela de juicio y los conceptos están por renovar.

Con un metraje francamente excesivo, la primera hora del mismo se pierde en mostrar las luchas callejeras de aquel episodio histórico de una forma un tanto críptica y deslavazada que no acaba de enganchar al espectador, para dedicar las dos horas posteriores a desarrollar la relación entre ambos protagonistas y todos sus avatares, que en el fondo era el objetivo del film.

Bajo los influjos permanentes del opio, de una desorientación vital importante, con un serio sentimiento de fracaso cuando todo el artefacto revolucionario se derrumba sin haber logrado cambiar nada, estos jóvenes van y vienen por la vida buscando unos ideales y un rumbo perdido y la película es muy prolija (quizás excesivamente) y repetitiva en mostrárnoslo.

Con ecos expresos a la Nouvelle Vague, a veces el film avanza con excesiva lentitud y destino turbio. Dicho sea de paso, para tratar de personas que vivieron en sus carnes la liberación sexual, la película es muy pacata en esa cuestión, hasta el punto de llamar la atención del espectador.

Película larguísima para lo que cuenta, aburrida en muchos momentos e incluso insufrible en otros.
A veces parece que te puede enganchar, pero luego aparecen planos, secuencias muy largas que no entiendo para nada a dónde nos quieren llevar.
Sólamente se salva las intenciones, las reminiscencias a la Nouvelle Vague y a Bertolucci.
Es la primera película que veo de Philippe Garrel, creo que tardaré mucho tiempo en ver algo suyo.

Philippe Garrel es un director limitado, no tiene mucha imaginación para sus historias, se copia a sí mismo demasiado, un romance y drogas es el tema al que siempre recurre, pero sus películas pasadas no duran tanto y el resultado no es tan plúmbeo.
Todo lo contrario es esta película: Les amants réguliers, película que deja en evidencia el poco talento para contar historias que tiene Philippe Garrel, me deja la sensación imborrable de que no sabe que hacer con la cámara, la narración es muy mala y si un director apuesta por la narración más o menos lineal de su película y no sabe como hacer para que su historia no decaiga, todo será un fracaso.

El estilo de Garrel es alargar todas las escenas hasta cuando no tiene nada que decir y nada que mostrar, un cierto cine europeo en su obsesión por diferenciarse del cine estadounidense sigue creyendo que debe volverse moroso narrativamente.

El tema principal de esta película es el romance, todo lo demás es secundario, puro pretexto, Philippe Garrel ama la sensiblería, es alguien que sueña con Romeo y Julieta, es un cursi desaliñado, un apologista del amor romántico, es un trovador del siglo XII, él piensa que sólo un dizque poeta es un ser puro y que una chica supuestamente liberal aun cree que necesita de un hombre y un hijo para que su vida tenga sentido (conversación con su amiga), aquí me quiero referir, Philippe Garrel es profundamente conservador, sus personajes siempre tienen esas ideas esclavizadoras y no es por las drogas, por ejemplo en esta película los únicos que se mantienen más alejados de las drogas son sus protagonistas principales.

Hay escenas muy infantiles, por ejemplo cuando queman una bandera francesa en las protestas, cuando los persiguen la policía, ¿tan torpes son que no pueden detener a unos muchachos? la policía no parece muy reaccionaria, parece que están jugando a "policías y ladrones", todas estas escenas son tan infantiles como amateur.

Muchas criticas se hacen desde la perspectiva de lo independiente (cine) y yo me pregunto por qué, una obra vale por sí misma, hay que criticar a la obra, basta de seguir con esta logomaquia.