Punk Story

El gran Wyoming. Manifiesto redneck. La marca de la bestia. You know what i mean... ?
Es (sin el) como estar escuchando casi dos horas a pelo a un pelma espantoso encantado de haberse conocido, ¿me dices a mí de mili?, que se les da de listo y no lo es, de gracioso y tampoco, de entretenido y ni por asomo, de ajetreado, contradictorio, irónico y punk y... nada, eso, un chapas o turras, un pestiño de hombre o mequetrefe, paquebote, de la leche, un atontao por el mundo (poco más que su pueblo) dando tumbos sin sentido, dándose de golpes contra las paredes, una mosca cojonera, un parásito de cuerpo entero (¿de qué viven, quién les paga sus facturas a estos jetas?), un paleto con la boina bien calada y el entrecejo que no para de crecer y que se cree, no sé, el protagonista de una peli, el colmo, el acabose, un sonado y la linde.
Tan Trainspotting, cuánto daño hizo, se nota la influencia en todo, en las ideas, en el tono como de comedia gamberra juguetona pop a la contra, en la juventud idiota, el sistema y sus tuercas sueltas con tantas ganas de ajustarse más fuerte si cabe, aman las cadenas, cualquiera, la droga mala, el sexo poco, la música y otras mierdas tan norma, del juego la regla, no hay otra, el aro y el mono.
Pedante y roma, menuda mezcla. Pesada y pretenciosa y verdaderamente idiota.
Te taladra la cabeza con su cháchara de adolescente borracho abrazafarolas con ínfulas de desgarramantas y te presenta gente que mejor no haber sabido nada nunca jamás de su ridícula existencia.
Tienes que esperar/aguantar, manda madre, un trillón de chorradas a bocajarro y quemarropa para que una pasmada chica que pasaba por allí diga finalmente dos o tres frases con algún sentido, trapos, pintas, colores, hormas, modas, rebaños, mansos, descerebrados, esclavos, en fin, que no merece la pena tanto esfuerzo/tormento ni de broma.