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Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles

Drama La vida de Jeanne Dielman, una joven viuda con un hijo, sigue un orden inmutable: mientras el muchacho está en la escuela, ella se ocupa de las tareas domésticas por la mañana y ejerce la prostitución por la tarde. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2013
40 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
A modo introductorio, cuando a una manifestación artística, en este caso una película, se la define como ‘radical’, uno imagina que es algo extremo. Incluso, daría a pensar, que es antítesis, lo opuesto, a otro tipo de cine. Ahora bien, aunque sea pertinente esta definición de ‘radical’, o que se diga que es ‘diferente’, no necesariamente lo convierte en bueno, en trascendental, o en una obra mayor. Dicho lo anterior, vamos a lo concreto.
No sería errado señalar que una parte del cine de Hollywood, tenía y tiene por fin entretener, a partir de historias dinámicas, algunas con humor, y tramas que se van resolviendo para arribar a finales felices –antes más usual-, reflejando el llamado ‘american dream’. Lo anterior usualmente permite dejar una buena sensación, un buen regusto, luego de su visionado. Creo que si uno toma este patron, ‘Jeanne Dielman’ es radical, como también diferente: una película que casi carece de ritmo, sobre la vida, anodina, de una persona que no escapa demasiado al común –es cierto, con sus peculiaridades– y donde su realismo, y el reflejo meticuloso del quehacer diario de una mujer, deja luego poco lugar para la alegría, o las buenas sensaciones.
Aquí, aunque la película la pueda aceptar como radical o diferente, no veo en ella una obra mayor, ni mucho menos, y trataré de explicarme.
Un artista, para poder ser valorado, debe ser capaz de llegar a la gente. A veces pueden ser por historias, o mensajes, trascendentales; en tanto otras con planteos ‘chiquitos’, pero igualmente con entidad. Acá no veo nada de eso: pareciera que el valor del film radica en que durante 3 horas y media, te muestra con celo y detalle obsesivo las actividades rutinarias de una mujer: preparar la comida, salir y hacer las compras, intercambiar pocas palabras, etc. Aclaro, no es que no hay nada para extraer, ¿pero era necesario ese detalle?.
Vamos más lejos: si todos los films fueran como éste, en unos años el cine iría a la bancarrota, o como mucho, dejaría de funcionar como hoy. Y ello ocurriría porque la mayoría, de ir al cine, no soportaría el tedio y se levantaría de la butaca a la mitad de su visionado. Y esto ocurriría no solo a quien le gusta el cine americano, sino posiblemente a quien le gusta el cine europeo u oriental. El punto es: resulta difícil que alguien siga con celo un film si éste, pese a ser muy extenso, tiene poco para contarme o transmitirme; en su lugar, pocos pensarán en ese momento si el film es radical o diferente.
A modo de comparación, películas como ‘Lejano’, de Ceylan, o ‘El aroma de la papaya verde’, en esta línea, me llegaron: a pesar de contener historias pequeñas, pocos diálogos, reflejos de la cotidianeidad, encontré mensajes entre líneas valiosos, en films que no superan las 2 horas. Esto es, se puede hacer esta clase de cine de autor no obstante incluir aristas de interés.
Como corolario de lo anterior, no puedo asignarle un valor especial a una película por el mero hecho de diferenciarse de las demás; en su lugar, tiene que tener algo para contar, para lo cual el artista –aquí el director- tiene que lograr encontrarse con el espectador. Es interesante que este último planteo lo hizo Andrei Tarkovski, que sabemos hizo un cine no precisamente sencillo de indagar. En el presente caso, dada su desmesurada duración y el escaso mensaje a transmitir –me refiero más en el spoiler– no creo que el film llegue a conectar con la mayoría de la gente, que es una principal razón del título del comentario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
nicson
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5 de diciembre de 2022
41 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
La encuestita de marras, siempre teñida de sus respectivos sesgos, ha dicho este año 2022, y siendo muy obediente a los dictados del poder, que esta película es:

-Mejor que Amanecer.
-Mejor que la trilogía de El padrino.
-Mejor que Qué bello es vivir.
-Mejor que la trilogía de Apu.
-Mejor que todo Kurosawa.
-Mejor que todas las películas de John Ford.
-Mucho mejor que todas las películas de Howard Hawks, Ernst Lubitsch, o David Lean, por citar algunos, que ni aparecen en la lista. Estos ya van siendo "enterrados" cinematográficamente.

Llevo tiempo diciendo a todas mis amistades cinéfilas que vayan acopiando en varios formatos las grandes películas de siempre, porque van a intentar enterrarlas en muchos casos. No creo que lo acaben consiguiendo, pero por si las moscas, o si lo consiguen durante tres años o tres años y medio... no nos dejen ese tiempo sin cine.

En fin, que esto es lo mejor que ha dado el cine. Más de tres horas de planos fijos, sin composición, sin montaje, sin puesta en escena, sin interpretación. Ni atisbos de cualquier utilización de una herramienta del lenguaje cinematográfico de manera brillante. No hay forma por ningún lado.

Y de contenido, qué... pues una señora pelando patatas durante tres horas, y un asesinato con tijeras después, para calmar su tedio.

El rey está desnudo, pero mucha gente lo seguirá viendo con un hermoso traje.

Leo por ahí que la película absurda de Warhol es mucho menos interesante que esta. A mí me parece casi igual, si me obligaran a ver una de las dos entera, elegiría esta por durar 202 minutos en lugar de 485. Pero si Andy hubera cortado el plano a los 201 minutos, preferiría la suya.
Mortimer_Bruster
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20 de noviembre de 2017
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Akerman es una buena directora y, en consecuencia, esta historia de una mujer viuda con un hijo adolescente, ama de casa y prostituta por las tardes, está bien dirigida e interpretada, pero es objeto de una propuesta cinematográfica radical por parte de la directora que es, a la vez su virtud y su defecto.
Me explico: Akerman muestra la cotidianidad gris de los días de esta mujer y su hijo, tediosos e iguales, y refleja reiteradamente todas las tareas domésticas de cada día. El objetivo de la directora, en mi opinión, es, a través de muy ligeros matices en la ejecución de dichas tareas, mostrar el decaimiento de la actitud vital de la protagonista, atrapada (y en principio refugiada) tras dichas tareas. Jeanne, (la protagonista) tras enviudar no tiene vida social ni establece una comunicación emocional con su hijo más allá de sostenerlo materialmente y sobre-protegerlo. Elude las conversaciones más íntimas que el hijo tímidamente reclama y se instala inviolablemente en la domesticidad.
Y es en la descripción de dicha cotidianidad donde la propuesta de Akerman se vuelve potente y frágil a la vez.
Potente, porque apoyada en las magnificas miradas y silencios de la actriz Seyrig, el espectador percibe el desmoronamiento de Jeanne.
Frágil, porque el espectador necesita de una paciencia infinita para no aburrirse ante la reiteración doméstica y desconectar del film, lastrado, además, por una duración excesiva, aunque funcional al objetivo de la directora.

En el spoiler introduzco un argumento que no he leído en el resto de críticas de la película.

Para finalizar, celebro que haya habido un film tan radicalmente "aburrido" como éste, pero igualmente celebro que no haya habido más, o si los ha habido, yo haya tenido la suerte de no verlos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eliseo
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15 de diciembre de 2022
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Observo leyendo otras críticas que hay ciertos detalles que han pasado desapercibidos o se han entendido mal. Daré importante información en la zona spoiler.

Es una peli que hay que ver, no sea más que para bajar la hinchadísima nota que tiene en FA. Aviso: os va a costar acabarla. La peli es un drama psicológico cocinado a fuego muy lento, con el ÚNICO recurso de la cámara fija que nos da la sensación de ver fotografías en movimiento (o paradas, de esas hay muchas...) y consigue de alguna manera que la mirada de la directora y del espectador sea lo más objetiva posible. Eso está bien. Los encuadres, ligeramente asimétricos parecen querer decirnos algo. Tampoco está mal.

Pero ¡ay! La historia… La historia es cuanto menos anodina porque el ritmo de la peli, en la que el tiempo pasa a velocidad real no permite grandes alardes de guion. Si necesito 10 minutos para hacer café, 15 para empanar los filetes u otros 10 para hacer pastel de carne, poco tiempo queda para que el guion se complejice. Y sí, se hace aburrida, porque elevar las tareas domésticas a la categoría de arte, así porque sí, porque nosotras lo valemos, no da para mucho.

A la media hora parece que ya han pasado tres, pero curiosamente, no se me ha hecho eterna. Creo que es porque la he estado comentando todo el rato con mi amiga y colega crítica @Anaïs. De haberla visto en el cine no sé si hubiera podido soportar el visionado completo.

A destacar la estupenda banda sonora...

Que “alguien” considere “esto” una obra maestra es sospechoso. Que muchos “alguien” se pongan de acuerdo a la vez en que esto es una obra maestra es imposible de creer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Razumikhin
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7 de enero de 2017
29 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jeanne Dielman es una película radical. De acuerdo, va a la raíz, no se queda en las ramas. Los planos fijos en "tiempo real" son indispensables, no hay nada de superfluo en ellos. No dicen nada y ,precisamente por eso, son de lo más elocuentes. He ahí la paradoja. Son anodinos, fríos y precisos (duran lo que tienen que durar, ni más ni menos). La información que nos ofrece Akerman de los dos personajes es la estrictamente necesaria: retazos del pasado y del futuro (Jeanne decidió ser libre, independiente y su hijo se está convirtiendo en un hombre, esa es una de las claves). La película es un presente perpetuo. Los diálogos, casi siempre banales, decidirán el destino de la protagonista (el que mantiene con su hijo sobre sexo es muy revelador).

Chantal Akerman toma una decisión ética y estética: no hay belleza en ningún plano, ninguna manipulación artística (ni hay música, sólo sonido ambiente) salvo dos licencias: las luces de neón intermitentes que iluminan el salón y el poema de Baudelaire "El enemigo".
Jeanne es la perfecta alienada, su apariencia de maniquí le hace parecer de plástico. Determinada como un robot, hace movimientos casi automáticos. Esa es su libertad. Es la perfecta ama de casa, la perfecta madre y la perfecta puta. El sueño de todo Manolo barrigón futbolero. No es un feminismo de proclama enfática de derechos de burguesa aburrida, es un feminismo de "pequeños gestos" y grandes resultados. Al principio, feliz en su rutina y en su apatía, vamos descubriendo la ansiedad y el vacío en pequeñas acciones y en pequeños gestos de Jeanne: una cuchara o un cepillo que se resbalan de las manos, una carta a la que no sabe contestar, un botón irreemplazable, un cliente que llega tarde....
Dos son los grandes logros de la película:
- Consigue que te concentres en los planos, que descubras cualquier pequeño detalle que da información sobre el estado psicológico de la protagonista. Es decir, te implica en la obra.
- Hace de lo cotidiano algo inolvidable. Nunca olvidaré ese pequeño apartamento, como tampoco olvido la casa ni el vecindario de "La ventana indiscreta".
La película no ha envejecido nada, como todas las obras maestras. Y es que, "Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Buxelles" es una obra maestra. Pese a quién le pese.
Bartleby
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