Julien Donkey-Boy

Harmony Korine parece que nunca superará Gummo ni tampoco el guión de Kids. Le importará?.
Lo distinto de esta Movie con respecto a sus otras obras es la cámara en mano, la presencia del Dogma, y todo lo que a esto rodea.
Podría ser mejor si el final no fuera tan desagradable, estúpido y sórdido. Sobre todo innecesario.
¿Desagradable?, ¿Estúpido? ¿Sórdido?. Ustedes dirán pero si se trata de Korine!
¿Qué esperabas?. Lo reconozco me superó, me venció, caí en sus garras, provocó lo que el quiere, asco, desagrado, odio.
Las actuaciones se destacan por sobre el resto de los componentes que hacen la película. Chloë Sevigny, Ewen Bremner y Werner Herzog protagonistas son efectivos en cada uno de sus papeles. Aunque lo único negativo en este ámbito lo veo en Julien ya que me parece que en algunas situaciones está demasiada exagerada su enfermedad.
Punto positivo a la musicalización (Acá no respeta el Dogma), me hizo conocer a Dock Boggs. Agradecido estoy.

Menuda patata, pesadez y pestiño de película. Me costó lo indecible terminar de ver esta película. Harmony Korine trata de hacernos tragar por segunda vez la misma película (Gummo) pero, esta vez, se olvida de la trama y de una cosa llamada personajes, que aquí se reducen a meros arquetipos. Que el montaje sea rudo, ruidoso y atípico no quiere decir que sea arriesgado o artístico, o que signifique algo muy trascendente. Juntar a varios freaks no hace una película. Al menos, no una buena.