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Una historia bien contada que abarca la evolución de una familia desde los años del intransigente nacional catolicismo franquista hasta la progresiva liberalización de la sociedad hacia una mayor tolerancia, aunque ya les pilla viejos a los protagonistas más mayores. Los homosexuales que empiezan a salir del armario no son más que una anécdota, dentro del transcurso de las situaciones. La película se aprecia especialmente por quienes han sido testigos directos de la transición desde los años 50 hasta la muerte del dictador en la década de los 70, sin ser ajena a la decepción por las otras dictaduras socialistas tras el telón de acero. A destacar, la calidad de la banda sonora compuesta por el gran jazzista Manel Camp.

Película divertida para pasar un buen rato, con algunos buenos actores y otros más malos, pero desde luego con protagonistas a los que se les va cogiendo cariño a medida que pasa la cinta. No es ninguna gran obra del cine, pero es otra historia más sobre una familia de la dictadura que merece ser escuchada.

El temible Bellmunt en una mediocre comedia dramática de aire nostálgico, presa de una impersonalidad cinematográfica obvia, amén de un topicismo recurrente de lo más rancio. A veces burda, otras veces soportable, en todo caso olvidable, no convence ni como comedia ni como drama (hay una muy deficiente estructura argumental) y muchísimo menos como crónica histórica del franquismo.