Haz click aquí para copiar la URL

Mulholland Drive

Intriga. Drama. Thriller. Romance Betty Elms (Naomi Watts), una joven aspirante a actriz, llega a Los Ángeles para convertirse en estrella de cine y se aloja en el apartamento de su tía. Allí conoce a la enigmática Rita (Laura Harring), una mujer que padece amnesia a causa de un accidente sufrido en Mulholland Drive. Las dos juntas deciden investigar quién es Rita y cómo llegó hasta allí. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 10 96 >>
Críticas 476
Críticas ordenadas por utilidad
21 de septiembre de 2010
210 de 286 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine lo que Lynch hace no entiéndese veces muchas. Malo director es no, veces hace culas pelis buenas son. Veces otras descojónase gente lículas ve, drogas pasa consumo de, o mente- simple va mal fornicado. Esta pe-lí-cu-la es sido buena mala a veces siempre o no en función de imaginación eches tú. Puzzle es piezas coges pones si. Y si no, coges, rompes, tiras y. Si pones principio final y en medio imaginas que quizás y además añade- le pones algo sueños de y piensas o no que quizás (podría, o no) ser siendo lo que fue sido, entonces la sentido cobra tonta-lmente película ya (o eso creo yo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
baskin 26
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de enero de 2009
168 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película no la he entendido, pero la escena lésbica sí, que es lo importante.
La trama, ni puta idea. No sé si todo era un sueño, si las imágenes eran del espacio exterior o si Rita la cantaora era tan sólo una ilusión, pero lo que está claro es que cuando se rodó, ni Naomi Watts ni Laura Elena Harring eran ilusiones. Estaban allí, magreándose a gusto, repitiendo la escena una y otra vez hasta que el guarrindongo de Lynch tuviese grabada las suficientes tomas falsas para pajearse durante al menos un mes.
panza
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de septiembre de 2006
144 de 190 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el más sencillo de sus trabajos, "Una Historia Verdadera", David Lynch volvía a la carga en "Mulholland Drive" con su cine más onírico y controvertido, en el que quizás sea su obra más acertada.

Desde el principio, David Lynch nos invita a formar parte de un a veces delirante relato al que no le encontramos sentido hasta la última media hora de metraje, pero que en ningún momento llega aburrir pues se las escenas absorbentes visualmente y repletas de sentimientos (difíciles de olvidar los momentos del casting, la escena de la cama, la del teatro...). Y es que Lynch ahonda como no ha hecho nadie en el cine en lo subconsciente de la persona, en las ambiciones, deseos, temores reflejados en los sueños de una manera desbordante.

No debemos olvidar las magníficas interpretaciones femeninas, sobre todo la de Naomi Watts en sus dos distintas "caras" y la sensualidad de Laura Harring en su parte amnésica.

Respecto al final, me sorprende haber leído a gente que no ha entendido en final de la película o no ha encontrado un significado al relato. Ver spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DanaX
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10 de septiembre de 2010
117 de 136 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablas con una compañera de trabajo. Le comentas que durante las vacaciones has llevado a tus hijos a escalar. Ella te cuenta que su hijo también ha practicado la escalada, en Sudamérica, ese mismo verano, y se lo ha pasado en grande. Te duele la garganta. Fatiga vocal, igual que siempre. Aprietas la mandíbula. Una alumna entra en el colegio para recoger sus notas. Observas, sorprendido, que viene en chanclas y con medias de rejilla –qué mal gusto. Visitas a un amigo por la tarde. No te gusta su terraza. Te inquieta que los niños se acerquen a la barandilla. Todo es real, irrelevante. ¿Qué habrías de temer?

Un día sueñas. Estás en tu cafetería habitual. Charlas con la compañera del hijo escalador. Frente a vosotros, un edificio blanco. Sin saber por qué, te desagrada. Unos niños –los tuyos– suben por una pared. Cuidado, piensas, el mayor tiene diez años y trepa con soltura pero el pequeño le sigue con dificultad. No te preocupes, dice ella, los críos son así. Ves a los dos niños en el edificio blanco, jugando en la terraza de uno de los pisos. Demasiado arriba. El mayor sonríe como si se dispusiera a dar un salto. De pronto, ya no está. Tampoco hay barandilla. Ni sonido. El mayor – ¿alguien lo ha visto arriba alguna vez? – sonríe desde abajo. El pequeño, encima de un listón, asoma la cabeza. Tensas los músculos del cuello e intentas retener la voz en la garganta. Contienes la respiración. No quieres asustarlo y provocar que se resbale. Finalmente, no logras reprimir un grito de terror y corres –o eso crees– hacia él. Cae. En apariencia, el golpe ha sido poca cosa. Unos rasguños en la espalda. Avanzas hacia el cuerpo. Nunca llegas. La alumna de las medias de rejilla lo recoge. Lo coloca entre sus brazos y procura no moverlo. Confías en que la lesión no sea irreversible.

Cuando despiertas, te limpias el sudor. Te consideras un buen padre de familia. La salud de tus dos hijos te preocupa. En especial la del menor, más quebradizo. Eso lo explica todo, pero qué mal trago.

La mecánica del sueño se diría obvia. ¿Lo es? El subconsciente elige los fragmentos para elaborar la pesadilla. Selecciona los detalles. Mientras sueñas, la sensación de verdad es absoluta, pese a las rupturas y el desorden ilusorio. Ahora bien, ¿quién eres tú en el sueño? En principio, un mero espectador. ¿Lo eres? Tú eres ese hombre que se sienta en la cafetería… y eres la mujer con la que hablas. Tu subconsciente ha diseñado el caos del guión y la escenografía. Tú eres la sonrisa del mayor que observa desde abajo. La alumna repudiada, que bien pudiera ser en realidad la madre de los niños, es la figura protectora.

No consigues descartar un pensamiento aborrecible: ¿no serás tú quien ha instigado la caída?

Tal pregunta no admite una respuesta concluyente. Detrás del velo azul acecha lo innombrable. Es preferible conservar los puntos de interrogación.

Y ahora, armado de valor y libre de prejuicios, sumérgete en Mulholland Drive.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de enero de 2010
116 de 134 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) “Mulholland Drive” fue primero serie televisiva de encargo, estilo “Twin Peaks”. Condición de la ABC: un final comprensible. Rodado el piloto, se aparcó hasta que años después Canal Studio compró el proyecto. Lynch aprovechó para quitar partes, refundir otras, rodar nuevas y reconducir a formato película, conservando lenguaje TV. Con ello, el resultado tiene más elaboración de lo habitual.

2) Antes de los títulos hay un frontispicio ornamental. En realidad ofrece una clave del film: un grupo de parejas que bailan se duplican sin cesar y se mezclan con sus sombras silueteadas, entran y salen de ellas.
También antes, otra escena, brevísima: la cámara avanza hacia una colcha roja (se supone a alguien debajo) hasta zambullirse, dando paso a un fundido en negro, seguido del rótulo de la calle Mulholland Drive, que brilla en la noche, y del gran coche negro que se desliza cuesta abajo envuelto en la hipnótica música mientras aparecen los créditos.
En el cine de Lynch, esos fundidos a negro implican un cambio de plano mental, de realidad a sueño o viceversa. En “Eraserhead”, el protagonista se trasladaba a su pesadilla al entrar la cámara en la ventana negra. Y en “Terciopelo Azul”, la acción pasaba de golpe al submundo cuando la cámara se adentraba en el laberinto de la oreja.

3) En “Mulholland Drive”, la historia salta tan pronto a un mundo soñado que ocurre antes de los títulos. Cuando más adelante la cámara se sumerja en la caja azul pasará, tras el fundido subsiguiente, a la realidad desde la que se soñaba todo lo precedente.

4) En la primera parte están Bettie (Noami Watts) y Rita (Laura Harring). Bettie llega desde Ontario a Los Ángeles para emprender carrera en Hollywood. Se plantea si quiere ser gran actriz, estrella o ambas cosas. Durante unas semanas se alojará en el apartamento de su ausente tía Ruth. Allí se encuentra con Rita (tomado de un cartel de “Gilda”), que se ha colado tras sufrir una brutal colisión cuando unos mafiosos iban a matarla y, aturdida y fugitiva, no recuerda lo ocurrido, ni tampoco su nombre real. Mientras Bettie va a castings y contacta exitosamente con el director Adam Kesher, convierte en apasionada investigación averiguar qué le ha ocurrido a Rita, por quien va sintiendo atracción amorosa. Su vida es feliz, plena de ilusión triunfante: todo sale bien. Tras la visita al raro Club Silencio, donde los artistas cantan en playback (“¡No hay orquesta!, ¡Todo es espejismo!”), la cámara atraviesa la membrana negra y se pasa a la segunda parte.
Ahora Bettie es Diane y Rita es Camilla, actrices ambas de la película que está rodando Kesher. Pero Camilla tiene el papel estelar y Diane es segundona. Por estos cambios están dejando de ser amantes y de vivir juntas en el apartamento de Mulholland Drive. Despechada, consumida por los celos y por la rabia de comprobar cuánto se aleja de los sueños su realidad, Diane ve en la venganza el único camino.

(Sigue en 'spoiler', por falta de espacio, sin revelar argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 96 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow