Casa de arena y niebla

Bodrio con aroma telefilmero donde una furcia borracha, tras pasar olímpicamente de las facturas de la hipoteca de la casa, se la embargan. Es entonces cuando un poderoso coronel de oriente medio (Ben Kingsley) decide comprarla tras mudarse a los Estados Unidos. Por otra parte, tenemos a un policía que piensa más con la polla que con el cerebro, y que decide liarse con nuestra protagonista borracha y drogata, con lo que manda al cuerno a su esposa y a sus dos hijos pequeños, lo que finalmente le causa muchos problemas al madero.

La película es bastante aburrida y con ningún momento interesante, llega a ser incluso inverosimil.

Esa zorrilla lo que quería era vivir gratis, como muchos españolitos que no dan pie con bola.

Lo Mejor: Ver como la prota enseña sus carnes, jejeje (¡¡está muy buena coño!!!).